El Bonaerense habló con el Ciudadano Ilustre de Lanús que llevó a las caricaturas a ser reconocidas dentro de las artes plásticas. El barrio, fútbol, Maradona, la cultura y una amplia visión que desplega detrás de su lápiz.

Si uno habla de caricaturas, no importa en que lugar de la Argentina o el mundo esté, ya que Luis Ordoñez siempre es un nombre rápidamente asociado a ese campo artístico. Su enorme talento y capacidad le permitieron conquistar espacios impensados anteriormente. El lápiz, su mejor amigo, fue el gran aliado para crecer y vivir día tras día disfrutando de su verdadera pasión.

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Por eso, cada vez que le ocurre algo, como por ejemplo haber demorado 4 horas de la Ciudad de Buenos Aires a Lanús por los piquetes, para la pelota y piensa lo bueno que lo rodea."Hace 45 años que no trabajo porque cuando haces lo que te gusta deja de ser trabajo. Soy un bendecido de vivir de lo que me gusta desde hace mucho tiempo. Tuve un apoyo incondicional de mis viejos porque veían mi don".

Cuando era chico

Como la mayoría de los niños, Luis sentía una profunda devoción por el fútbol. Apasionado por el deporte más popular del país, realizó las inferiores de Lanús y le brindó especial dedicación. Sin embargo, desde que era muy chico sentía una atracción mayor por los dibujos, pero no cualquier tipo de ilustración. "Me mandaban a escuelas, pero no me gustaban. Me ponían el jarrón y la manzana y a mí me interesaban los dibujos de Walt Disney y las caricaturas de Abel Ilanero", comenzó a contar.

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La infancia de Luis tenía dos facetas muy interesantes. Por un lado, tenía un profunda devoción por el estilo del autor de las caricaturas. Ilanero "lograba que la gente supiera quien es el dibujado, aunque no estuviera el nombre. Además, fundamentalmente la gente sabía quien lo había hecho sin que estuviera firmado", por eso sabía que quería aprender a comunicar lo mismo.

Sin embargo, "iba dos otros meses a las escuelas y renunciaba a a querer seguir estudiando. Les pedía a mis padres que no me manden más. No había una que enseñase específicamente caricaturas. Entonces, descubrí que cuando uno practica y se predispone en aprender podes conseguirlo". Así, los integrantes de su familia se volvieron los primeros rostros que Luis comenzó a representar. Amigos y profesores les siguieron para nunca parar.

Las caricaturas

Existen definiciones académicas que pueden dar una precisión acerca de cómo percibir un tipo de arte. Sin embargo, quienes verdaderamente dan cuenta sobre lo que realmente hacen son los protagonistas. A diferencia de muchos, Luis es contundente al hablar de las caricaturas. "Un retratista se limita a copiar lo que está viendo y un caricaturista se limita a hacer lo que la mente está viendo. Yo no creo sea la ridiculización de la persona. Para mí es resaltar rasgos, defectos y virtudes, volviendo humorística la cara".

Con esa visión, logró ir más allá en el mundo de los medios de comunicación. Por ejemplo, logró que una de las instituciones a las que fue sólo tres meses cuando tenía ocho años ponga un cartel que dice "Luis Ordoñez estudió acá". Igualmente, su trascendencia fue mayor desde la relación con las grandes cadenas mediáticas.

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"Me presenté en la revista Radioalandia 2000, hace 45 años. El director quedó loco con mis dibujos. Me sacaron fotos a mí, a los dibujos y sacaron una nota principal. Al mes me llamó Gerardo Sofovich para que haga las caricaturas de todos sus programas: La Peluquería de Don Mateo, Operación Ja-Já, Polémica en el Bar y La Noche del Domingo".

La puerta al mundo

De esa manera, Luis consiguió gran notoriedad para brillar dentro de las caricaturas. Humor, dibujo, televisión e imágenes se volvieron un combo inmejorable para contar historias. "La televisión me permitió poner a la caricatura dentro de las artes plásticas. Estaba considerado siempre un arte menor, pero en 2019 me invitaron a exponer en el Museo del Louvre como artista contemporáneo y caricaturista. Ahora muchos artísticas muestran sus caricaturas en muchas partes del mundo".

Desde empuñar un lápiz hasta hacer reír a la gente del otro lado de la pantalla, Luis se dio el gran lujo de cumplir todos los sueños que alguien podía imaginar. "Siempre me sorprendo con cosas inesperadas. Conocí a Favaloro, Matera, Michael Jackson, Clinton, Maradona y yo comencé queriendo aprender".

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Así, no sólo se ganó el llamado de dos presidentes en función para conocerlo en persona o de grandes ídolos populares, sino del prestigio internacional dentro de los caricaturistas. "Hay grandes genios de la caricatura que me llaman maestro y no lo puedo creer, yo los admiro tanto como ellos a mí. Ernesto Priego, Juanjo Barón, Leonardo Rodríguez, Thierry Coquelet. Nosotros también sacamos grandes artistas. Gente que trabaja en Disney o haciendo las caricaturas de Kevingstone con los rugbiers", afirmó quien en 2014 y 2019 fue elegido mejor caricaturista del mundo.

Un gran maestro

Si bien fue autodidacta, por un pedido de su padre realizó un click en su cabeza para darle camino a un campo que lo apasiona tanto como la caricatura. La docencia es el gran espacio donde brilla hace varias décadas y combina la pasión del lápiz con nutrir de conocimientos a futuros grandes artistas.

"Me llegaban cartas preguntando donde enseñaba, pero no me animaba. Yo pensaba ¿Cómo podía enseñar alguien que no aprendió de forma ortodoxa? Sin embargo, surgió una oportunidad importante. Mi papá me dijo si vos enseñas lo que a vos no te quisieron dar cuando querías aprender te va a ir bien. Acepté y a la semana había 300 inscriptos. Hace 35 años doy clases".

Pero claro, la pandemia llegó y generó un gran conflicto interno. No sólo repensar su profesión, sino su futuro. "Se me había venido el mundo abajo. Tenía tres escuelas. Acá en Lanús refaccionamos todo un edificio nuevo y a la semana de inauguramos tuvimos que cerrar por la pandemia. Pensé que pasaba a ser jubilado. Mi hija me dijo de hacerlo por Zoom y ni sabía que era. Me animé y armamos algo muy profesional. Me permitió abrir la escuela al mundo".

Fútbol y caricatura

Amante de Lanús como del fútbol, Luis consiguió retratar a un sin fin de ídolo populares asociados al balón pie. Claro, llegó a dibujar siete veces el rostro del mejor jugador de fútbol de la historia, según las personas de su generación. "A Maradona tuve la suerte de dibujarlo siete veces. La primera vez me temblaban las piernas. Yo amo a Messi, pero Maradona era distinto. Fue una de las personalidades que más disfrute poder hacer. Tuve llamados de Alfonsín cuando era Presidente. También a Favaloro, pero Diego era diferente".

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Sin embargo, hubo algunos que le temían a la representación que Luis podría hacer con su mina. "Hugo Gatti no quería ir al programa Todos los Goles porque me tenía miedo. El día que aceptó, subió la esposa al estudio y me pidió por favor que lo haga lindo".

Si bien ha tenido grandes historias a través de la relación con tantas celebridades que pudo dibujar, el ídolo de River Norberto Alonso fue quien más hondo caló en el corazón de Luis. "Al Beto Alonso admiraba mucho y lo hice llorar. Había salido campeón después de muchos años y había fallecido Ángel Labruna. Lo dibujé arrodillado con la copa y proyectaba una sombra con la caricatura de Labruna. Se emocionó y me dijo que me fue el mejor regalo".

La caricatura como forma de vida

"El dibujo me dio muchos posibilidades que jamás hubiera imaginado. El lápiz es una pasión, no es algo obligatorio. Me voy de vacaciones y lo primero que guardo en la valija es el lápiz. Siempre hay tiempo para disfrutar".