Nicolás Ramírez fue víctima de una estafa telefónica. Le vaciaron el dinero que tenía en su cuenta de banco y, si bien efectuó la denuncia, desde la entidad le informaron que no le reintegrarán la plata.

Desde los relatos de quienes han sido víctimas de estafas virtuales, se repite siempre una frase que define muy bien la situación: "Uno nunca cree que le va a pasar y cuando está sucediendo no alcanza a apreciarlo". A Nicolás Ramírez le agarraron con la guardia baja. En pleno trabajo y queriendo solucionar el problema de su pareja, los ciberdelincuentes lo bombardearon a preguntas y terminó otorgándoles datos fundamentales de su cuenta bancaria.

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El martes 3 mayo terminó siendo un día bastante triste para la familia del vecino de Temperley, ya que terminó cayendo en una importante estafa. Por intentar dar auxilio a un problema de su pareja terminó siendo la víctima. "A mi novia le habían hackeado el home banking y le hicieron algunos movimientos. Ella desconoció las compras y fue al banco. Le dijeron que al otro día la iban a llamar para continuar el trámite. Se comunicaron de un WhatsApp desde una cuenta empresa, supuestamente de Visa, que decía atención al cliente y tenía los datos", comenzó a relatar.

Sin embargo, quienes se estaban contactando no eran miembros oficiales de la empresa, sino los estafadores que accedieron al dinero de Nicolás. "Al tener el home banking congelado por el hackeo, les pasó mi celular para que reintegren la plata a mi cuenta", comentó. Así, los ciberdelincuentes se pusieron en contacto con el vecino de Temperley e iniciaron el robo.

El inicio de la estafa

"Me llamaron del mismo número que decía Visa y me cuentan la situación de mi novia. Me explicaron que para reintegrar la plata debían hacer un monto fijo a mi cuenta y me pidieron el nombre de usuario", relató. Así, los ladrones tenían los primeros datos importantes para iniciar la estafa a Nicolás. Desde allí, iniciaron un plan para atormentarlo con preguntas y demoras para colmar su paciencia.

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"Una vez que supuestamente pudieron, me preguntaban sobre el avatar, las mayúsculas del usuario y me marearon. Yo estaba trabajando y no entendía nada. De golpe me pidieron la clave para hacerlo", comentó. Así, Nicolás atormentado por la situación y queriendo resolver el conflicto de novia accedió a darles la información fundamental para que tomen acción en su cuenta bancaria.

"Entraron y en un momento me llegó un mail que la trasferencia había sido exitosa. Miro y me habían sacado 300 mil pesos. Al ratito me llega otra por 29 mil y ahí me di cuenta. Les hablé para decirles me están sacando toda la plata. Me dijeron quédate tranquilo que ahora se te va a reintegrar con el moto fijo lo tuyo más lo de tu novia", relató. De esa manera, aún lo mantenían en vilo para realmente devolverle el dinero. Además, los ciberdelincuentes se mostraban dispuestos a acompañarlo 15 minutos en una llamada hasta que impacte en la cuenta la transacción.

Cuando se percató

Nicolás trabaja de camarero en los trenes de larga distancia que van hasta Tucumán. El ataque lo agarró en pleno viaje y, por lo tanto, tuvo que reclamar telefónicamente. "En un momento me dejaron de contestar. Me cortaron el teléfono. Entonces llamé a la atención al cliente de mi banco. Estuve 20 minutos con la operadora hasta que enganché a un representante. Pedí que me cancelen la cuenta para congelar la transferencia, pero como yo di mis datos me dijeron que no se podía".

Si bien vive en Temperley, la denuncia culminó radicada en Tucumán, cuando llegó a su destino laboral. Su reclamo no sólo lo instaló en la policía, sino en la entidad bancaria, aunque tras varios días de espera le informaron que no iban a hacerse cargo del dinero. "Como no se había vulnerado ninguna seguridad de ellos no me reponían nada. Sólo dijeron que con la denuncia policial iban a iniciar una investigación interna".

Su investigación

A pesar de estar atormentado por la situación, Nicolás tuvo la intuición de rastrear la información bancaria mientras los ciberdelincuentes concretaban el robo. "Pude entrar a los movimientos en el momento de la estafa y tenía todos los datos de la persona a la que se envió el dinero. Eran dos cuentas distintas que estaban a nombre de una chica 18 años de Córdoba".

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Así, junto a su pareja emprendieron el camino a rastrear más información sobre la poseedora de la cuenta. Su novia y su cuñada pudieron encontrar el perfil de Facebook de la joven e intentaron comunicarse, pero les generó más sospechas. "La verdad no sabemos. Les hablamos a un par de familiares por las redes sociales y decían que no fueron ellos. Después nos empezaron a bloquearnos y amenazar".

Resignación

Si bien durante los primeros días el enojo lo llevó a empezar una investigación propia, con el correr de la primera semana se fue resignando. El dinero robado le impacta fuertemente en su economía, pero no tiene mucho fe en una investigación sobre ciberdelito. "Al principio estaba desesperado, en la vuelta a Buenos Aires en el tren la sufrí un montón. No podía dormir. Ahora solo estoy esperando una respuesta más del banco, pero todo terminó cuando escrachamos la cuenta de la chica, que luego terminó cambiando de nombre".