Una mujer habló con El Bonaerense y contó lo difícil que es lograr que atiendan a ella y su hija en el distrito.

Las víctimas de violencia de género tristemente en reiteradas ocasiones vuelven a ser violentadas por un Estado que les da la espalda, ignorando pedidos, restándole importancia a los abusos que sufrieron o simplemente negándoles derechos. SG, una mujer que realizó múltiples denuncias por esto, le contó a El Bonaerense la odisea que es recibir atención psicológica para ella y su hija CB (17) en Hurlingham.

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“Soy una mujer violentada desde hace más de 11 años. Y mis problemas son sobre todo con la Sala del "Barrio Mitre" y la Casa de la Mujer (Dirección de Políticas de Género del Municipio de Hurlingham)”, explicó SG, quien vive junto a su hija en Santa Mónica.

“Nosotras recibimos mucha violencia de género por parte de su padre. Yo voy a la salita buscar ayuda del licenciado para que repunte a mi hija en cuanto a lo emocional, en el colegio y en el juzgado me lo exigen”, contó.

No obstante, ni ella ni su hija están recibiendo la atención psicológica que necesitan. “Yo iba al de la Casa de la Mujer pero cambió el personal y no me llamaron más, desde que hubo cambio de intendente nadie se ocupa de mí”, reveló.

Y, sobre su hija, sostuvo: “Cuando la llevo a la sala del Barrio Mitre numerosas veces está cerrada. El personal administrativo es pésimo, nunca te avisan si ese día no atienden o pasa algo. El día 26 de diciembre me pasó eso. Fui por tercera vez, luego de reservar cinco turnos, y no había nadie. Nadie te llama ni ponen aviso”.

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“Ella tenía que hacerse una mamografía en esta ocasión, porque las medicaciones para la salud mental le producen varias cosas malas... Y todavía no pudimos”, profundizó.

Además, contó que su hija tiene “un problema de psiquiatría muy grande de fondo” a causa de la violencia recibida en su infancia. Y aseguró que no puede encontrar a nadie para tratarla: “No me dan los turnos, me tuve que ir a Moreno para conseguir porque acá me patean de acá para allá”.

“Mi hija necesita contar todas las fobias y necesitamos sí o sí un psicólogo o un psiquiatra, pero no podemos conseguir nada”, sostuvo. Lastimosamente, SG no tiene trabajo formal (tiene un emprendimiento de venta de lencería) para pagar un profesional de forma particular.

“Tengo tanto tanto para contar sobre la violencia de género que recibí. Al padre de mi hija le llegaron a poner hasta tobillera, pero se la sacaron. Además de la atención de salud mental, necesité otras cosas por la violencia física recibida”, contó la mujer de 50 años.

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Asimismo, agregó: “Todo eso me trajo algunos problemas por lo que nunca me dieron trabajo, como que me discriminan por haber sufrido violencia. Yo hablé y escribí a la Casa de la Mujer y a nadie le importó. Dicen que denuncies, pero nadie te escucha cuando lo hacés”.

“Por todo esto y porque se manejan con tremenda impunidad en el municipio, me decidí a hacer esta denuncia. Viví toda la vida en Hurlingham y quiero que esto mejore, para todas”, finalizó.