28/03/2024
Junto a Silvia, su esposa, dirigen una iglesia evangélica en la ciudad de Resistencia que ofrece cursos sobre educación sexual de dudosa credibilidad y despotrican contra la diversidad sexual y la ESI. El antecedente del manual escolar que crearon.
Muchos pasos ha avanzado la sociedad, fundamentalmente en Occidente, con respecto a la diversidad sexual. Tras años de lucha, el colectivo LGBT+ ha conquistado varios derechos, como por ejemplo el matrimonio igualitario, vigente en Argentina desde la aprobación por parte del Congreso en 2010.
No obstante, aún siguen existiendo vestigios de discriminación hacia esas minorías. Siguen existiendo personas que no las aceptan como son, o que las ningunean y las agreden tanto física como verbalmente.
Resulta increíble, pero en pleno siglo XXI aún existen personas que se arrogan para sí mismas un rol de predicadores con el único fin de diseminar ideas retrógradas y con un marcado sesgo homofóbico.
Tal es el caso del pastor chaqueño José Luis Cinalli, quien desde la plataforma de su Iglesia Evangélica imposta un rol de predicador que esconde un mensaje negativo y discriminatorio.
Este hombre, reconocido hace poco más de un año como "Ciudadano Ilustre" de Resistencia, es titular de la Iglesia de la Ciudad junto a su esposa Silvia Cinalli.
Allí ofrecen desde ceremonias hasta cursos de dudosa credibilidad como uno que ofrece dejar la pornografía en 40 días, o a tener un "buen matrimonio".
También vende otras capacitaciones como la de educación sexual -no integral, claramente- o una de prevención del abuso sexual infantil bajo una escuela que denominan de "restauración sexual".
"Los cambios sexuales son vertiginosos. Décadas atrás el sexo era un tema privado. Hoy en día se ha transformado en una cuestión que modifica estructuras sociales. Las preferencias a la hora de elegir compañero, la identidad sexual y el género, la diversidad sexual o sexualidades, las cirugías para el cambio de sexo, el divorcio y re-casamiento, el matrimonio entre personas del mismo sexo, el lenguaje inclusivo, la violencia de género, el aborto y podemos seguir mencionando otros que vamos asimilando sin conocer la voluntad de Dios al respecto. Si nos ponemos a pensar, la familia ya no es solo heterosexual, el casamiento ya no es una institución sagrada, el sexo ya no equivale a género y en nombre de la autopercepción se mutilan cuerpos cuya genitalidad no tiene defecto anatómico alguno", se explica en la web.
"Pero no termina allí, porque podríamos pensar que todos estos cambios han contribuido a una transformación pluralista y con respeto hacia cada grupo en particular, sobre todo del ideario moral-sexual. Pero no es así, sino que sistemáticamente se denigran los principios bíblicos y se cercena nuestra capacidad de proclamar la verdad según la Palabra de Dios. Y ni qué hablar cuando en nombre de la libertad y haciendo caso omiso a las leyes de fondo que protegen a los menores de edad se enseñan estos "valores" o según la Biblia "antivalores" por medio de la literatura infantil, los dibujos animados y toda forma que permita la aceptación de este nuevo escenario en las generaciones más jóvenes. Debemos decidir qué hacer con la responsabilidad eterna que nos compete", remarcan.
A pesar de tratar de edulcorar su discurso en las redes, donde dice que no discrimina a las personas homosexuales, Cinalli mantiene premisas homofóbicas en varios de sus textos.
"Aceptar la práctica de la homosexualidad y las relaciones entre personas del mismo sexo aun en vínculos estables; aceptar el travestismo entre las filas de la iglesia o la transexualidad con o sin adecuación genital; aceptar el transgenerismo en todas sus expresiones de 'diversidad sexual' significa, lisa y llanamente, negar la Palabra de Dios", sostiene en uno de ellos.
"No debe aceptarse ni el travestismo ni el transgenerismo en la iglesia, si es que queremos honrar la Palabra de Dios. Claro que debe respetarse a las personas y permitir que en el culto general participe todo el que tenga inquietudes espirituales, sin ningún tipo de restricción. Pero debe darse la bienvenida como miembro de la iglesia solo a los que honren la Palabra, adecuando su vida a ella", agrega el pastor y abogado chaqueño.
"Aunque debemos ser compasivos con todas las personas, no podemos rebajar las demandas de la santidad en medio de la iglesia porque lo que está en juego es la presencia del Señor entre nosotros. Lamentablemente, en los próximos años, veremos muchas personas atrapadas en la mentira. Ellas creerán que pueden ser lo que quieran y hacer lo que les venga en ganas sin consecuencias de ningún tipo. Esta filosofía de destrucción y muerte se ha levantado para arruinar el plan de Dios en lo íntimo de las personas, sobre todo, entre los más jóvenes", se despacha en otro fragmento de su diatriba.
Lo peor es que todo esto forma parte de sus cursos, cuyo valor es de $75.000. Un precio que seguramente muchos de sus fieles, convencidos de las ideas que pregona, lo deben pagar.
No obstante, si eso no alcanzara, Cinalli no se pone colorado a la hora de pedir limosna a sus seguidores. Eso sí, es una limosna virtual y por cuantiosos medios, ya que acepta desde transferencias bancarias hasta Mercado Pago e, incluso, Paypal.
"Si quieres formar parte de la expansión del Reino de Dios y cumplir la gran comisión. Él te abrirá su buen tesoro, los cielos, para dar lluvia a tu tierra en su tiempo y para bendecir toda la obra de tus manos", solicitan, en una de las provincias más pobres del país.
El antecedente del manual escolar homofóbico
José Luis y Silvina Cinalli estuvieron en el ojo de la polémica hace algunos años, cuando trascendió el manual de educación que habían confeccionado para una escuela evangélica de Paraná, Entre Ríos.
El texto llamado "¡Cuidado! Llegan los adolescentes" abordaba la educación sexual con un sesgo claramente homofóbico, lo que despertó el rechazo del entonces Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), recientemente cerrado por el presidente Javier Milei.
El manual en cuestión tenía consignas en las que se denostaba a las personas homosexuales como si tuvieran una enfermedad de la que deberían curarse.
"Para los que han tenido o tienen conductos homosexuales ¿cómo liberarse?", "¿Cuántas personas son homosexuales?", "¿Es posible saber quién es homosexual?", "¿La homosexualidad es una enfermedad?", son algunas de las consignas.
"La mayoría de los homosexuales se ven y se comportan como cualquier persona", argumentan.
Por entonces, el INADI advirtió sobre el "alto grado de contenido homofóbico y discriminatorio contra la comunidad LGBTI" e inició un expediente.
"Esos textos son estigmatizantes del colectivo LGBTI, tienen contenido discriminatorio en términos de la Ley 23.592 (Antidiscriminación) y además utilizan conceptos repletos de prejuicios que reproducen estereotipos, al hablar de 'normalidad' para las personas heterosexuales y de 'anormalidad' en el caso de las homosexuales", habían explicado desde el organismo estatal.
Sin embargo, el matrimonio Cinalli sigue haciendo de las suyas, fingiendo hacer el bien para diseminar un mensaje cargado de odio hacia las minorías.
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