18/01/2023

El Bona

Tres años sin Fernando Báez Sosa: La palabra de sus padres


Graciela y Silvino hablaron con los medios y dejaron un contundente mensaje: "La única victima se llama Fernando José Báez Sosa"





Hace tres años atrás, el 18 de enero del 2020, un grupo de rugbiers oriundos de Zárate integrado por Máximo Thomsen, Blas Cinalli, Ayrton Viollaz, Lucas Pertossi, Ciro Pertossi, Luciano Pertossi, Matías Benicelli y Enzo Comelli, decidieron terminar con la vida de Fernando Báez Sosa, un joven de 18 años que vacacionaba con sus amigos en Villa Gesell.





Aquella madrugada, al rededor de las 4 y media de la mañana, tras un altercado dentro del boliche Le Brique de Villa Gesell, Fernando y sus amigos son invitados a salir del boliche por el personal de seguridad del lugar.





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Según los testigos que estuvieron presentes ese día, todo empezó cuando intentaban llegar al baño. Por la cantidad de gente, la cual sobrepasaba la capacidad máxima del boliche, chocaron con el grupo de rugbiers y se derramó un vaso sobre la camisa de uno de ellos.





El video con el que Graciela Sosa recordó a su hijo




"Fer levantó el dedo para pedir disculpas pero se lo quedaron mirando feo", declaró uno de los amigos de la víctima durante la primera jornada de audiencias por el juicio que tiene lugar en el Tribunal de Dolores.





En los videos de esa madrugada, se puede ver a Fernando cruzar la avenida 3 con el torso desnudo, su camisa rota en la mano y con toda la tranquilidad que denota que había dado por finalizado lo ocurrido dentro del boliche. Se encontró con sus amigos en un kiosco ubicado junto en frente y se compró, según cuentan sus amigos, un helado de agua.





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Fernando junto a su novia Julieta




A los pocos minutos, los patovicas sacan a los rugbiers, visiblemente agresivos y fuera de si. Durante las audiencias, el jefe de seguridad de Le Brique, declaró que necesitó ayuda para poder manipular a Máximo Thomsen, ya que se resistía.





La policía se había ido del lugar cuando, a las 4:45 de la mañana, los acusados van al encuentro de Fernando pegándole a traición y tirándolo al piso. Durante uno o dos minutos completos, entre todos le dieron golpes de puño y patadas, y, además, hicieron un cordón humano que impidió que los amigos pudieran ayudarlo.









Fernando Báez Sosa jamás se defendió. Lo noquearon y le dejaron la suela de la zapatilla impresa en su cara. A pesar de que Virginia Pérez, una joven de la misma edad de la víctima, intentó salvarle la vida aplicándole maniobras de RCP, Báez Sosa falleció en el lugar.





Fernando era el único hijo de Silvino y Graciela, vivía en Caballito, se había anotado para estudiar Abogacía en la UBA y tenía una relación con Julieta Rossi, a quien conoció en el Colegio Marianista de Caballito, donde hizo la secundaria.





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A tres años de su asesinato, sus padres asistieron a todas las audiencias por el juicio del crimen de su hijo. Esperan una "justicia ejemplar", es decir, esperan que se los condene a prisión perpetua. Es por eso que se mantienen fuerte para pedir justicia.





Hace unos minutos terminó la última audiencia con declaraciones y fueron cinco de los ocho acusados quienes decidieron tomar la palabra y contar su versión de los hechos. "Yo no estaba ahí", dijo Luciano Pertossi, el primero en romper el silencio, pero luego fue desmentido por los videos que lo muestran claramente en la escena del crimen.









Máximo Thomsen, el responsable de darle la última patada y dejarle impresa la huella de su zapatilla en la cara a Fernando, fue el siguiente en declarar. "Pegué una patada o dos, no sabía ni a quién ni cómo. En ese momento no sabía a quién le había pegado", dijo haciendo referencia a que se metió "en una ronda de gente desconocida que se quería pelear con su amigo".





Ciro Pertossi declaró ayer y también utilizó la palabra "pelea". Hoy, tomaron la palabra Lucas Pertossi, quien envió el mensaje al grupo diciendo que Fernando "caducó" y Blas Cinalli, quien fue agresor directo de la víctima. Ambos dijeron estar "borrachos" y "no acordarse" de varios detalles.









Las declaraciones de los acusados angustió a Graciela y Silvino quienes, ayer a la tarde, decidieron hablar con los medios. "Yo quiero que todo el país sepa que acá la única víctima se llama Fernando José Báez Sosa", expresó Graciela, su mamá.





"Mi hijo se fue de vacaciones con sus amigos a disfrutar y me lo devolvieron en un cajón bien cerrado. Estaba en una bandeja con todo su cuerpo destrozado", continuó.









Por su parte, Silvino agregó: "Mi hijo se había anotado para donar sus órganos antes de terminar el secundario. El quería donar sus órganos, era un chico que sólo quería ayudar. Estaba tan destrozado que ninguno de sus órganos estaba apto para ser donado".





Hoy a las 19 horas, Graciela y Silvino encabezarán una oración interreligiosa en el Anfiteatro de Dolores con el objetivo de recordar a su hijo. "Él era nuestra vida, nos arruinaron la vida", afirmó, entre lágrimas, su mamá.


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