Isabel Luna, referente del Comedor Caritas Felices, le contó a El Bonaerense: "Los comedores no deberían existir. Lo más noble es que cada persona pueda llevar su propia comida a su hogar".

El trabajo de los vecinos que organizan y llevan a cabo comedores y merenderos es una de aquellas tareas solidarias poca difundidas dentro de los municipios bonaerenses de zona norte, pese a la gran cantidad de estos y al fuerte impacto social que generan dentro de las comunidades.

En diálogo con varios referentes de diversos comedores de la zona norte, la gran mayoría asiste alrededor de 60 familias o más y el número de niños asciende a más de cien. El comedor Caritas Felices de San Miguel no es ajeno a esta realidad, sumado a la marginalidad diaria por la poca visualización de su intervención en la sociedad de Bella Vista.

Su referente, Isabel Luna, dialogó con El Bonaerense y contó: "Nacimos en el 2018. Yo donaba cosas a varios comedores de la zona. Un grupo de padres se acercó a mi casa un día para pedirme que sea yo la que encabezara un comedor".

"Yo no quería estar al frente", afirmó en un principio Isabel. Sin embargo, su conocimiento y experiencias en la realidad de los comedores la llevó a aceptar la propuesta y tomar la posta. Sin embargo, el arduo trabajo cotidiano, a veces, da pocos frutos, ya que las condiciones del comedor son precarias.

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"Actualmente, cocino en el pasillo de mi casa. Pateo puertas y muchas veces no se abren para conseguir recursos. Es por esto que acepto la ayuda de quien venga. Acá en el comedor dono ropa y sirvo los platos de comida", contó Luna.

Pero no solo ello, la mujer agregó que ella sola se encarga de hacer posible que funcione Caritas Felices. "Estoy sola. Yo cocino, lavo los platos y compro las cosas", añadió Isabel y continuó: "En total son 60 familias las que vienen acá. 35 retiran comida y otras 20 se llevan mercadería. Son 108 menores de edad".

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"Me encantaría hacer un futuro el tinglado acá en frente de mi casa. Así puedo cocinar más cómoda y que los chicos que vienen a esperar la comida se queden a comer acá nomás. Le brindo una contención más a los pibes", confesó Isabel.

La vecina de Bella Vista no dudó en remarcar sobre la poca visibilidad que tienen estos centros comunitarios de gran asistencia vecinal. "Estamos invisibilizados los comedores. Ojo, la mayoría recibe ayuda política a cambio de llenar micros y eventos políticos", sostuvo Isabel.

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Sobre esto último, Luna continuó: "Yo no estoy de acuerdo con que sea así. Se trata de darle alimento a las personas. De ayudarlas con lo mínimo, que igual es un montón porque son muchas las personas".

"Algo político se aproxima porque hay varios políticos que se me vienen arrimando. Pero yo no les doy bola. A veces la política se mete para mal y esto es una una obra de bien", confesó Isabel acerca de la intervención de la agenda política dentro del municipio de San Miguel.

En tanto, la vecina no dudó en brindar una reflexión sobre su trabajo dentro del comedor: "Para mí, los comedores no deberían existir, aunque la gente está muy abocada a los comedores. Lo más noble es que cada uno lleve la comida a su casa".