Javier Santos, de Olivos, habló con El Bonaerense y contó todos los detalles de las horribles situaciones que lo marcaron hace alrededor de 22 años.

- ¿Decidiste hacer terapia a causa del bullying?

- Hago terapia hace 22 años y fui internado tres veces.

La historia de Javier Santos, vecino de Olivos, localidad perteneciente a Vicente López, es aberrante y triste, pero también posee un gran poder de concientización. Al menos así lo hizo con los vecinos que leyeron su descargo público. Tras la viralización de su mensaje sanador, Javier habló con El Bonaerense.

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Este hombre de ahora 41 años estudió desde 1994 hasta 1998 en un reconocido colegio católico de Olivos y denunció que sufrió bullying todos esos años.

“Que sepan que todo lo que hicieron conmigo repercutió severa y gravemente en mí, en mis emociones, en mi capacidad de levantar mi carácter por años, en mi capacidad para poder trabajar y desempeñarme socialmente”, expresó Javier.

Asimismo, reveló cuáles fueron esas terribles consecuencias: “Tengo un trastorno bipolar. estuve internado tres veces en un psiquiátrico y hace 22 años que hago terapia. Y llevo una tratamiento psicofármaco desde mi primera internación”.

“Las internaciones fueron porque quería perder mi vida y además tenia algo de psicosis con base depresiva. Y, por último, fui diagnosticado con el trastorno bipolar”, agregó.

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Javier contó que la causa de todos sus problemas no se originaron por el bullying, pero que sí fueron muy potenciadas por esto y no sólo no le permitieron mejorar su sociabilización, sino que la empeoraron.

“El tema es que yo era retraído, tímido, no tenía un carácter fuerte como para hacerme valer y respetar. Además fui lento de crecimiento, desarrollo. Eso hizo que tuviera un cuerpo mucho más chico que el resto de mis compañeros”, comenzó explicando. Y agregó: “el trastorno bipolar tiene causas bio psico sociales, pero para mi caso el ambiente tuvo gran aporte”.

Dentro de los casos de bullying que sufrió y que prefirió ahorrar detalles, contó: “El hecho mas grave que puedo contar es una vuelta en la que unos compañeros consiguieron el teléfono de mi casa y mientras yo no estaba llamaban a mi mama con amenazas sobre mi persona”.

Asimismo, amplió: “No puedo olvidar una vuelta que un profesor se burló de mi frente a todos mis compañeros y ellos replicaron la burla. Me burlaban con "Hola McFly, ¿hay alguien en casa?", la escena de Volver al Futuro”.

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Del mismo modo, lo quisieron marcar para su futuro: “En otra ocasión un compañero me dijo que yo sería un fracasado. Ahora yo me pregunto si el éxito es a costa de maltratar a los demás”.

A diferencia de lo que le dijo ese mal compañero, Javier actualmente está consiguiendo avanzar con algunos proyectos dedicados al arte, a la corrección de textos. Aún no pudo trabajar formalmente, pero está sanando día a día.

“Aún dependo de mi familia y de mi médico y su terapia, aunque por suerte tengo un buen pasar y ahora se me están abriendo proyectos”, explicó.

Y se preguntó: “Me gustaría saber que sería de mi ahora si hubiese tenido una mano en aquellos años tristes o si en el colegio me hubieran respetado y defendido”.

Un mensaje de concientización:

“Puedo dar el mensaje de que estén atentos los adultos, que sepan mirar a aquel que lo necesita, ver si requiere un acompañamiento especial y reprender a quienes se aprovechan de alguien frágil de carácter.

Enseñar no solo contenidos, sino también empatía. La adolescencia es clave en el desarrollo de la personalidad. Si algo falla ahí, después se arrastra el problema hasta vaya a saber cuándo.

Yo creo que los chicos que sufren una cosa así tienen que pedir ayuda al docente, al preceptor, a los padres. Una cosa que me ayudó mucho es hacer un taller de escritura porque poner en palabras lo que a uno le pasa sana mucho y además logra transmitir de manera eficiente lo que les pasa. Encontrar las palabras y el grito en el cielo está muy bueno.

Que desarrollen la escritura o alguna otra forma de arte. La expresividad ayuda mucho”.