Javier Santos hizo público el maltrato que padeció en una escuela del partido de Vicente López.

Luego de 22 años, un vecino de Vicente López, precisamente de la localidad de Olivos, dio su crudo testimonio del bullying que recibió en su colegio. Esto conmovió a todos e invitó a la comunidad, una vez más, a repensar la gravedad de las burlas y el acoso escolar.

“Escribo unas líneas desde una postura lejana y fría, después de 22 años, cuando viví acontecimientos crueles que me hicieron padecer gente sin escrúpulos durante los cinco largos años que pasé en esa escuela que dice ser parroquial (1994-1999)”, comenzó contando Javier Santos.

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Según reveló, su intención es “al menos simbólicamente, dar su merecido” a los responsables de su tristeza durante su adolescencia, tanto a los alumnos como a los docentes. Esto lo hizo sin dar nombres, entendiendo el paso del tiempo.

“Que sepan que todo lo que hicieron conmigo repercutió severa y gravemente en mí, en mis emociones, en mi capacidad de levantar mi carácter por años, en muchas otras cuestiones que no quiero aquí contar, pero que ahora se sanan y se revierten con fuerza”, agregó Javier.

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No culpó directamente a sus compañeros de clase porque eran, al igual que él, “unos adolescentes, ignorantes, indecisos, muchos sin una firme personalidad”.

“¿Qué se le puede exigir a unos borregos de quince añitos de edad, eh? ¿Qué responsabilidad de rigor puede caer sobre unos pendejos del colegio secundario? La verdadera culpabilidad se debe atribuir a los adultos. ¿Quiénes eran los adultos en aquel entonces? ¿Padres? ¿Directivos? ¿Docentes? ¿Preceptores? ¿No veían acaso lo que sucedía?”, se preguntó con mucho enojo.

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“¿Del colegio? Valga decir que yo aprendí más a lustrarme los zapatos que las tablas de multiplicar. Había que guardar las formas y la imagen más que la virtud. Había que tener el cabello corto, la camisa planchada, el saco con el escudo de la institución bien visible y saber sobrevivir a las burlas de los compañeros”, finalizó.