Mariela Mancilla, integrante del Comedor Sol de Pueyrredón, le contó a El Bonaerense: "Había mucha necesidad en el barrio y nos propusieron crearlo".

La tarea solidaria de mantener, hoy en día, a los comedores en el norte de la provincia de Buenos Aires es sumamente compleja, ya que demanda de la recomposición constante de los insumos comestibles para que se pueda alimentar a las decenas de personas y niños que asisten a estos centros para comer.

En el caso del Comedor Sol de Pueyrredón, sus trabajadores se encuentran en la búsqueda de personas que deseen colaborar con mercadería para que sus puertas no cerraran, por lo que se manifestaron en diversas plataformas para dar a conocer su situación.

Mariela Mancilla, integrante del comedor de zona norte, le contó a El Bonaerense: "Nació en agosto del 2017, a partir de la propuesta de una organización social que nos hiso a los vecinos. Vimos la necesidad de la gente en el barrio y aceptamos hacernos cargo del comedor".

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Mancilla señaló que la organización que dio el primer punta pie, luego se borró, por lo que dejaron de tener los recursos necesarios para mantener al comedor. Fue por ello que tomaron la iniciativa de salir a pedir donaciones en la calle y en las afueras de los supermercados.

"Cuando se fue la ONG, la ayuda se fue acabando. Con los colaboradores tomamos la decisión de salir a calle y pedir donaciones y recursos", contó Mariela y continuó: "Nos repartimos en grupos y tuvimos algo de éxito".

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Mariela confesó que, por un tiempo, tuvieron ayuda de un político de la zona, pero que más tarde dejó de hacer. "Estuvo unos meses nomás. Hoy en día, todo lo hacemos a pulmón para darle lo más que podamos a las personas que vienen al comedor", contó la mujer.

"Tratamos de garantizar una merienda a los niños, pero antes les hacíamos una cena tres veces por semana", remarcó Mariela tristemente y comentó que llegaron a tener cerca de 200 personas que asisten al comedor Sol de Pueyrredón.

A su vez, Mancilla aclaró que la fundadora del comedor es Norma Fernández, dueña de la casa en donde el centro comunitario funciona. Pero también, enumeró una serie de necesidades que padecen las personas que asisten al lugar.

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"Las principales carencias son falta de alimentación, educación, vestimenta y calzado, no solo de los niños menores, sino también de los ancianos y abuelos que vienen diariamente a nuestro comedor", confesó la vecina de José C. Paz.

En estos momentos, los trabajadores del comedor Sol de Pueyrredón piden colaboración de toda la comunidad bonaerense, para que siga funcionando. "Necesitamos juguetes, golosinas y mercadería. Todo lo que nos quieran donar será bienvenido", cerró Mariela Mancilla.

Sobre esto último, la vecina aportó los contactos del comedor, que queda ubicado en el barrio Pueyrredón de José C. Paz, para que las personas se comuniquen con ellos. Los números son: 1161786971 / 1123706569.