El Bonaerense habló con Nancy Frías la fundadora del emprendimiento que se nutre de todos los productos del distrito para generar un alfajor representativo de la localidad.

Tarumá no sólo es el árbol simbólico de Florencio Varela, sino también la constitución de un emprendimiento hecho por vecinos y pensado para ser representativo del pueblo local. Previo al inicio de la pandemia, Nancy Frías y Salvador Pérez, dos vecinos del distrito que viven hace 35 años allí, decidieron que era tiempo para animarse a emprender. Tras una vida dedicada al trabajo en relación de dependencia, encontraron en la escuela de emprendedores una motivación para animarse a un nuevo mundo.

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"Trabajé toda la vida en relación de dependencia hasta hace cinco años, soy pastelera de profesión. Cuando dejé de trabajar dije tengo que hacer algo acá en Florencio Varela porque estoy hace 35 años. Todo surgió ese año cuando se abrió la escuela de emprendedores y presenté mi proyecto. Tenía la receta de un alfajor muy rico y me animé", relató Nancy quien atendió el teléfono mientras muestra sus productos en la Exposición local.

La motivación, las ganas y la experiencia fueron suficientes para comenzar el camino, pero nunca imaginaron que debían atravesar una pandemia tan de golpe. "Nos costó muchísimo el arranque y los eventos de emprendedores ayudan mucho para darnos a conocer", aseguró. Por ello, aunque algunos no lo sepan, cada mordisco a un alfajor de Tarumá tiene una esencia 100% de Florencio Varela.

"Empecé a averiguar qué se producía acá en Florencio Varela. Me enteré que se hace frutilla, un dulce de leche muy rico y miel. Son todos elementos fundamentales para el alfajor y entonces me puse en campaña y por suerte me dieron importancia". Todo lo que lleva el alfajor y se hace en Varela lo usamos. La miel y el dulce de leche son de emprendedores de acá. Nuestro alfajor de fruta no tiene membrillo, sino frutilla porque justamente buscamos darle toda la regionalidad posible", comentó Nancy.

Así, tiempo atrás le propuso a Salvador sumergirse en éste complejo mundo del emprendimiento. Sin imaginarlo, dos años después iban a ser la fuente de trabajo para once personas. Hoy en día tienen persona de planta, de repartición y en redes. "No imaginaba llegar acá. Es un lujo por el momento que estamos viviendo", relató Nancy. Claro, nada fue sencillo y debieron aprender todo lo que necesita un producto para venderse de forma masiva.

"Soy pastelera, pero esto lleva mucha otras cosas extras. A eso le teníamos miedo y a la inestabilidad, pero apostamos todo. Empezamos a delegar cosas que nos sabemos y a pedir ayuda. Buscamos seguir mejorando", dijo muy consciente Nancy. Claro, entre esas cuestiones a atender debía darse cuenta qué querían sus consumidores. Rápidamente debieron cambiar cosas en el secreto de Tarumá.

"Transformamos la receta porque hoy en día tenemos un público celíaco y gente que se quiere cuidar. La idea es que a futuro tengamos el certificado de sin tac, pero es otro desafío. Ahora tenemos un espacio nuevo con habilitación y lo cuidamos para lograr ese certificado. Queremos llegar a un público masivo. La gente nos busca y eso motiva mucho. Queremos instalar nuestro alfajor en todo Florencio Varela", aseguró.

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Pero no todo es la mirada de los críticos, sino que también deben contentarse a ellos mismos. "Siempre fui una gran degustadora de alfajores y estoy muy conforme con lo que hemos hecho. Buscamos la diferencia desde hacer un producto sano. Hoy trabajamos con harina de arroz y marcamos la distinción con otros alfajores. Obviamente, nos distingue que es artesano, es hecho a mano. Eso lleva conflictos de costo pero buscamos establecernos en el mercado".

En la actualidad, Tarumá cuenta con cuatro gustos. El tradicional chocolate, dulce de leche y glaciado, de frutas con glaciado y maicena. Si bien el de chocolate se lleva los reconocimientos de todos, hay uno que realmente sorprendió hasta la propia creadora. "La gente muere por el de maicena y sinceramente me sorprendió. No le daba tanta relevancia, pero lo piden muchísimo. Me dicen que no falte".

Con la buena recepción de los comensales se animaron a ir por más. Buscan aceptar cualquier espacio que les ofrezcan para poder mostrar los alfajores. Desde la Expo de Florencio Varela lograron llegar al mundial de alfajores de Argentina. "Aunque la ganancia no sea monetaria queremos que la gente nos vea y nos conozca. Por eso decidimos participar con una muestra en el mundial de alfajores. Además nos ofrecieron un stand para comercializarlos en la Ciudad de Buenos Aires. Es una convocatoria a nivel nacional para darle relevancia a productos que buscan establecerse en el mercado".

La feria va a ser en los primeros días de agosto durante cinco días, aunque aún no les comunicaron los horarios específicos. Habrá premios con medallas y certificación gratuita del producto. Ellos consideran que es es mucho atrevimiento animarse a participar, pero creen que están a la altura de cualquier cualquier un alfajor de buena calidad.

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Los sueños no ceden y como ahora no cuentan con atención al público en un local ese será el próximo objetivo. "La meta para el próximo año es lograr tener un local propio. El alfajor hace referencia al árbol que representa a Florencio Varela. Por eso la idea es construir una cafetería literaria", comentó Nancy. Igualmente, seguirán firme los pedidos por WhatsApp, los puntos de entrega en la estación y todas las formas posibles que permiten volver a Tarumá como el alfajor representativo de Florencio Varela.