Defensor central desde su formación en Almirante Brown, jugador de la liga regional de Lobos e ídolo de Liniers. Éste año arribó a Berazategui, pero como todo jugador de la Primera C se ganaba la vida en otro rubro. Siendo chofer, lo mataron en su auto en Villa San Petesburgo.

Una vez más el fútbol se viste de luto para despedir a un protagonista primordial, un futbolista. Claro, principal por su rol dentro la cancha, pero sin el mismo reconocimiento económicamente hablando. Federico Potarski fue un obrero del fútbol, de esos que sienten al deporte más convocante de Argentina de manera diferente. La pasión corría por sus venas y así lucho por su sueño hasta sus 29 años, cuando lo mataron de un balazo en La Matanza mientras trabajaba como conductor.

LEER MÁS: Insólito: en Ezeiza desviaron aviones porque hay niebla y no funciona la camioneta señalizadora

Federico se forjó en los potreros de Isidro Casanova. Hizo inferiores en Almirante Brown y siempre soñó con vivir dentro de una cancha. Si bien no pudo debutar en su club inicial, logró darle continuidad a su carrera con otras camisetas. Antes de ser asesinado con un tiro en la cabeza en uno de los pasillos de la Villa San Petesburgo abordo de su Fiat Uno Way, seguía persiguiendo sus sueños con la casaca naranja de Berazategui, club al que arribó este año.

Sin embargo, a sus 29 años había atravesado un cúmulo de experiencias que lo mantenían con vigencia en la saga de marcador central. Tras alejarse de la Fragata, se vistió con los colores de Deportivo Coreano de la Liga regional de Lobos. Él buscaba seguir corriendo detrás de la pelota y sea donde sea siempre perseguiría su sueño. Así, consiguió tener vigencia y ganarse un lugar en el mítico ascenso argentino.

En 2016 arribó a Liniers que militaba en Primera D. La última división del fútbol argentino. La que está cargada de amateurismo, pasión, sacrificio, esfuerzo y obreros del deporte. Un tiempo a entrenar y el otro a trabajar, como lo hizo hasta el último instante de su vida. En 2019 se transformó en el capitán de Liniers y se volvió un emblema para el club. Por ejemplo, estuvo presente en febrero del 2021 de titular frente a San Lorenzo de Almagro por los 32avos de la Copa Argentina.

LEER MÁS: Video: robaron a todos los pasajeros del colectivo 541 en Budge

Si bien fue derrota 3-0, fue un suceso inédito para la historia de Liniers. Tras el ascenso a la Primera C, se informó de su salida de la entidad. Así, dejó una marca imborrable: Potarski era un referente, había jugado más de 100 partidos con esa camiseta y gritó más de 10 goles. Sin embargo, su salida no fue fácil. Estuvo un tiempo ausente de las canchas y casi consigue irse a jugar al fútbol hondureño.

"Después de rescindir con Liniers tuve la chance de ir a jugar a Honduras, pero el pase se terminó cayendo. Lo importante es que a pesar de no tener club siempre busqué la manera de estar activo, estar bien físicamente, tanto solo como con profe o en centros de alto rendimiento", había relatado éste año cuando se concretó su incorporación al naranja del sur del conurbano. Berazategui le abrió las puertas y defendió los colores hasta su último día.

Un tipo humilde, trabajador, un obrero del fútbol que se ganaba la vida arriba de su auto y peleaba por sus sueños detrás de la pelota. "No me gusta hablar de mí, prefiero que me vean en la cancha, pero puedo afirmar que mi fuerte es el juego aéreo", dijo cuando llegó a Berazategui. Llegó con sueños y ganas, era un equipo con intenciones de meterse en la B Metropolitana.

LEER MÁS: Parece uno de los pumas de Villa Gesell, pero es un Rottweiler perdido en las calles de Varela

Fue suplente el fin de semana en el equipo de Damián Troncoso durante en la derrota ante Lamadrid 1-0 por la 4ª fecha del Torneo Clausura de la Primera C. Un defensor central duro, aguerrido de esos que han vivido muchas experiencias fuera de la cancha que lo volvían una roca dentro del césped. En un par de días la Primera C llora otra pérdida. De un hincha a un jugador, demostrando que la crisis social golpea muy fuerte.