Un vecino de Berazategui, que vive a pocas cuadras del hospital, sufrió un fuerte destrato para comunicarle el fallecimiento de su mujer. Denunció falta de empatía y repudió la burocracia. Pide que cambien la forma de afrontar situaciones tan críticas para una familia.

Durante el 2020 la pandemia de la Covid-19 azotó fuertemente en todas partes del mundo y las estrictas cuarentenas generaron situaciones horribles acerca de las familias que no podían despedir a sus familiares. Con el correr de los años y la salida de la crisis sanitaria muchos se encargaron de mantener latente en ese repudio. Sin embargo, en Berazategui un vecino denunció que le avisaron 15 horas después sobre la muerte de su esposa.

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Si bien durante la internación el marido y sus hijas pudieron ver diariamente a la mujer, la denuncia llega por la falta de comunicación una vez que ella falleció. No sólo se demoraron más de mediodía para hacerle saber a la familia de la situación, sino que los tuvieron esperando en la puerta del Hospital Evita Pueblo durante tres horas para recién conocer la noticia.

Todo comenzó poco más de una semana atrás cuando la vecina se descompensó. "Llamamos a la ambulancia porque ella no podía respirar bien. Había otra emergencia y debíamos esperar. Por eso la llevamos con mi yerno al Evita Pueblo. Llegó en silla de ruedas y respirando mal. A las dos horas me dieron el primer parte que decía la intubación". contó el marido.

Ante los problemas para incorporar aire por sus propios medios, la atención médica se centró en atender esa falla física. "Desde que entró empeoró. Estuvimos hasta las dos de la mañana esperando otro parte y no me dieron los estudios. Todavía estaban revisando si era Covid-19 u otra cosa. Ella tenía un tumor grande en la cabeza, pero de eso estaba bien".

Allí, desde el hospital les permitieron ver a la mujer y la familia retornó a su casa sabiendo que la estaban atendiendo correctamente. Ellos no muestran enojo con el personal médico y están agradecidos, ya que es el principal respaldo sanitario del barrio. Sin embargo, la burocracia hizo explotar al marido por la discriminación para darle el último parte.

"Ella estaba con todos los aparatos y tenía esperanza, había una chance. Al otro día a las 16 nos dieron el segundo parte. La vimos y el jefe de sala nos explicó que ella estaba mal. La iban a cambiar de terapia porque le agarró una trombosis y los coágulos de sangre le fueron al riñón y los pulmones", allí se despidieron de ella y quedaron en esperar nuevas noticias.

Sin embargo, a pesar de haber dejado dos números de celulares a disposición, no volvieron a tener noticias. Una vez que el parte médico fue más claro y sabían de la gravedad de la mujer, la familia expandió el mensaje. "Avisamos a todos sus hermanos y fuimos todos juntos con mis hijas al otro día para esperar el nuevo parte".

Las horas de espera sin información

Cerca de las 15 llegaron todos juntos y notaron cierto descontrol entre todas las familias que aguardaban tener novedades acerca de las personas internadas. Si bien les llamó la atención, quisieron ser pacientes, ya que hasta el momento tenían respuestas acordes cuando se acercando a buscar la información los días anteriores.

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"Vimos que había un montón de gente esperando partes. Se armó un lío porque una persona golpeaba las puertas porque estaba hace horas esperando y no tenía novedades. Nosotros nos hicimos a un lado porque como ella estaba grave pensamos que ya nos iban a decir. Pero esperamos y nadie salía. Yo no se cómo es la política de ellos, pero te dejan afuera como un boludo esperando", relató Juan.

Así, todo lo positivo que venía siendo la atención médica se tornó un descontento total y una falta de comunicación que afectó emocionalmente a toda la familia. "Tiene que salir alguien a avisar o decir cuanto nos toca esperar. Nos patearon hasta el final. Salieron abrieron y nadie decía nada, entonces tuvimos que empezar a reclamar". Entre toda la gente que esperaba novedades se enteraron del fallecimiento.

"Yo soy un hombre grande. Yo intuí que cuando dijeron llamamos por teléfono ella había muerto. Entré, pregunté a qué hora falleció y me dijeron a las 2 de la mañana. Hace 15 horas había sido y nunca nos dijeron. Si no reclamábamos no nos decían. Dos teléfonos dejamos anotados y con nadie se comunicaron. Como puede ser que pase esto. Tenemos que esperar como unos boludos hasta que ellos se les canta decirnos eso", afirmó Juan muy dolido.

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Sin intención de conflictuar políticamente ni contra los médicos, ya que es un principal fuente de acceso sanitario, su reclamo va más allá. La sensibilidad, los gestos de humanidad para afrontar situaciones tan trágicas para una familia es necesario que cambien. "Me dolió mucho la comunicación hacia mi persona y todos los que estábamos ahí. Yo vivo a 20 cuadras, si me pasa algo tengo que ir ahí, pero con esta burocracia no se puede más. Hay muchos testigos con el mismo problema".

Sentimiento de discriminación

Ante una situación tan traumática, los vecinos piden que haya una organización más adecuada para afrontar semejante comunicación. Dejados a un lado, la familia de Juan está completamente destruida por la perdida y por el destrato. Consideran que el Hospital Evita Pueblo es esencial para cubrir las necesidades básicas, pero el trato debe ser más humano para contener a la comunidad.

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"Había una señora que hace horas no sabía nada con su familia. Son situaciones que te terminan sacando. Yo no voy a hacer quilombo en un hospital, pero son situaciones de mucha angustia. Llamaron a diez personas más antes y mi señora ya estaba fallecida. Gracias a dios toda la familia no hizo lío, pero es muy triste. No somos indios, estamos en 2022. No puede ser Berazategui así. Me sentí muy mal, discriminado. Había gente que estaba en la misma y me decía de hacer la denuncia. Yo no quiero tirar bronca al hospital, pero quiero que los directivos cambien esto".