El Bonaerense habló con Norma Tosatto la dueña que se volvió tendencia porque su nieta difundió en Twitter la celebración del 1° de Mayo. La familia, el barrio y su progreso como mujer al frente del negocio confluyen en una historia de siete décadas.

“El 1° de mayo este negocio cumple 70 años. Vení a tomar una copita de champagne”, fue el cartel que difundió Agustina Kraus con la foto de su abuela Norma Tossato y se volvió furor en las redes sociales alcanzando 248 mil me gustas. Sin embargo, no todo es un posteo efímero, sino que detrás hay una historia de profunda dedicación y vocación en la ferretería vecinal que surgió muchos años antes que Twitter.

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Una niña

En 1952 Norma era una niña que vivía en Lanús donde "había pocas casas y fue creciendo con las fábricas", según contó. En la calle Pergamino 854, sus padres decidieron emprender en una ferretería que nacía para dar una respuesta a las necesidades de las industrias locales. Con el paso del tiempo, se terminó asentado cada vez más. Atravesó procesos buenos y malos en lo económico, pero ya cumplió 70 años.

"Siempre estuvo en el mismo lugar el negocio de hecho, las estanterías y los cajones que todavía están en el negocio fueron hechos por mi papá. A veces pienso en cerrar pero me levanto al otro día temprano y abro el negocio porque la gente me espera" , comenzó a narrar sobre su dedicación diaria.

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En sus 76 años de vida no sólo vio crecer al emprendimiento de su padre, sino que también pudo apreciar en sus ojos cómo fueron las transformaciones estructurales en Lanús. "El barrio fue cambiando, la fabricas cerraron, muchos vecinos ya no están y ahora hay varios comercios cerca", cuenta quien es una testigo privilegiada de la urbanización en las últimas siete décadas.

La ferretería

Si bien el negocio inició siendo una inversión de su padre, Norma está atravesó el ciclo de la vida en su familia y tuvo que tomar un protagonismo mayor dentro de la ferretería. De chiquita se crió dentro del negocio y adquirió lo hábitos del oficio. "Tengo mi manera de llevar el negocio y es lo que más me gusta hacer. Cuando era chiquita salía del colegio y venía rápido a ayudar a mi papá a atender. Después me daba plata para comprarme un chocolate. Siempre me gusto el rubro, me encantaba más mirar vidrieras de herramientas que de zapatos".

Está claro que desde la niñez a la adultez se vio muy compenetrada en su ferretería. Así, alcanzó un sentimiento de profundo amor por el rubro, el local y los vecinos. "Para mi el negocio es mi vida, me levanto feliz de atenderlo, me cambio, me pinto, me arreglo para esperar a los clientes todos los días, de lunes a lunes".

Para ser el local más histórico y emblemático de la zona, tuvo que pasar un sin fin de situaciones personales y sociales que la llevaron a ratificar su decisión. "Nunca hice otra cosa más que esto, me enamore acá, tuve a mis 3 hijos acá, los crié acá. A mi última hija la perdí al mes de nacer y tuve que volver al mes a trabajar, todos los que me conocían me preguntaban cómo estaba y yo tenía que decirles lo que había pasado. Pero siempre salí adelante, soy muy positiva".

Sin el eje de sus padres ni la compañía de su marido, tuvo que batallar hacia adelante para darle vida a la ferretería. Por eso, su familia es un pie importante y sus valores los inculca en cada ámbito de su vida. "Es mi mayor admiración. Si hay una persona dedicada y comprometida es ella, y yo crecí viendo eso. Y a pesar de muchas cosas feas que sucedieron ella siempre salió adelante y para mi es una enorme motivación", comentó Agustina la nieta que viralizó la historia.

Los vecinos

Así como le ocurrió a ella, Norma inculcó los mismos valores de la ferretería a sus nietos. Agustina, por ejemplo, pasó muchos fines de semana acompañándola allí. "Cuando me enfermaba me ponía contenta porque sabía que quedaba al cuidado de la abuela y yo la ayudaba a atender el negocio", comentó. Pero la relación con la clientela nunca fue la misma. Al haber atravesado siete décadas, la visión de una mujer al frente de una ferretería no fue siempre la misma.

"Cuando era adolescente los hombres no querían que yo los atendiera. Pedían por mi papá y eso a mi me daba una bronca. Entonces eso hizo que me superara para que vieran que yo también sabía de todo. Y ahora vienen las mujeres a pedirme consejos porque son ellas las que se animan a arreglar las casa y hasta se compran sus propias herramientas para no compartir con el marido", comentó.

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Igualmente, con los años todo fue fluyendo y los comentarios se transformaron en risueños según narró. "Me dicen Norma para que abrís los feriados, Ahora tengo que trabajar porque mi mujer quiere que le arregle las cosas. Es muy gratificante porque siempre recibo mucho cariño". Eso no sólo queda en evidencia para ella, sino puede apreciarse a la distancia. "Después de 76 años la ferretería se convirtió como un segundo hogar para mucha gente. Cuantas veces he ido a la casa de mi abuela y se acercaron vecinos simplemente a saludar sin comprar nada", completó Agustina.

El cariño de las redes

El 1° de Mayo fue un día muy especial para Norma y su ferretería. Al haber cumplido 70 de historia en Lanús justo el día del trabajador, su historia recorrió muchas partes mediante las redes sociales. Agustina, la nieta que realizó el posteo, aseguró: "La realidad es que no fue nada planeado, yo me enteré de lo que había hecho mi abuela y me derretí de la ternura. Enseguida fui a postearlo a Twitter para compartirlo con mis amigos y conocidos. Terminó siendo un tweet con 10 millones de impresiones y mensajes desde todas partes del mundo".

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Sin dudas Norma es parte de la comunidad y se brinda para los vecinos de Lanús con una profunda dedicación. Una historia que identifica a muchos y que tuvo un gesto enorme."Quise comprar champagne para agasajar a mis vecinos y clientes que siempre me apoyan. Se acercaron vecinos simplemente a saludar sin comprar nada", cerró.