La decisión de Horacio Rodríguez Larreta generó polémica no solo en Capital, sino en toda la provincia. El Bonaerense hizo un relevamiento en la zona oeste del conurbano y desde distintos puntos, manifestaron su postura al respecto.

El viernes pasado, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires prohibió en las escuelas el uso del lenguaje inclusivo en documentos oficiales y a su vez, que profesores enseñen los contenidos del ciclo escolar con la mencionada jerga. 

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En este sentido, mediante la Circular 4/2022 del Ministerio de Educación, se dio por hecha la resolución, la cual indica que en los colegios se deberán "desarrollar las actividades de enseñanza y realizar las comunicaciones institucionales de conformidad con las reglas del idioma español, sus normas gramaticales y los lineamientos oficiales para su enseñanza".

Al respecto, dos legisladores bonaerenses, Guillermo Castello (Avanza Libertad) y Matías Ranzini (Juntos por el Cambio), buscan que se prohíba el uso del lenguaje inclusivo también en la provincia y argumentan que lo hacen para "evitar distorsiones o deformaciones lingüísticas".

La prohibición tiene que ver con el uso de la "e",  "x" y "@", generalmente utilizadas para referirse a grupos donde hay personas de distintos géneros o para mencionar a alguien que se autopercibe como no binario. 

Ahora bien, ¿Qué opinan los vecinos del oeste?

Denise Martínez, profesora de inglés, manifestó que no está mal que los alumnos utilicen el lenguaje mientras que “no se modifique la lengua ya que hay cosas que no tienen sentido. Como la palabra docentos”, y  agregó: “Intentan modificar la lengua y ahí ya no me parece correcto”. A su vez, dijo que los alumnos no deberían ser juzgados en base a la razón en cuestión ya que los conocimientos que tienen no deben ser medidos con el lenguaje inclusivo. 

Sin embargo, comentó que “Hay antecedentes que demuestran que ya ha ocurrido un cambio en la lengua, como en la época de Shakespeare, que ya no hablamos así. Entonces, queda en evidencia que la manera en la que hablamos se fue adaptando, pero a su vez, deberían haber espacios exclusivos para que se mantenga la lengua original”.

“El miedo al despido no debería hacer que alguien no se exprese”, cerró Martínez, en referencia  a la sanción para los maestros que adopten el vocabulario inclusivo a sus clases.

En este sentido, Sheila Usal, maestra de nivel inicial y educación primaria se sumó a la polémica en las instituciones escolares y dijo que: “los chicos son libres pero yo no lo permitiría, más aún enseñando prácticas del lenguaje". 

Y apuntó contundente: “Como seño  no dejaría que hablen ni escriban con ese lenguaje. Y si los alumnos hablan así es porque en la familia ya son así. Dentro del establecimiento o del aula no lo permitiría”.

Por otro lado, madres de escuelas secundarias y primarias fueron consultadas. Entre ellas, Juana, mamá de una adolescente, quien se posicionó en contra del lenguaje inclusivo ya que, según ella, confunde a los chicos porque tienen que aprender otro lenguaje, y argumentó: “si un niño nace y ya habla así, genial porque ya se acostumbra pero, a otros se le dificultará”.

En esta línea, la vecina de Hurlingham dejó en claro que le “Parece bien que sancionen a los maestros si hablan así pero que los chicos sean libres, si lo quieren usar, que lo usen, pero que no los obliguen. Los maestros como educadores, no me parece”.  

Por su parte, Giuliana Toledo, mamá de una nena que cursa el 3er grado, opinó que “está bien que no se enseñe en lo que es la escuela primaria, ya que los chicos empiezan a leer/escribir y aprender conceptos” comenzó a contar.

"No siento que ellos entiendan el concepto de lenguaje inclusivo sin tener de la mano una ESI adecuada que secunde el lenguaje. ¿De qué sirve la inclusión en el lenguaje si no les enseñan una buena ESI?”, se preguntó. 

“Como madre, sí lo aceptaría en un nivel secundario dónde el concepto se entiende mejor ya que los chicos tienen mejor llegada a la información”, concluyó Giuliana. 

Respecto a la sanción destinada a docentes que no cumplan con la medida, dijo que le parece acertada, “Porque ser docente es un trabajo y una persona debe acatar las normas del mismo. Si se dice que no lo hagan, por más opinión y pensamiento individual, no deben hacerlo. Ej: si a mí en mi trabajo me dicen que no puedo usar una computadora "X" y la uso, están en su derecho de sancionarme. Ya que previamente me dijeron que no lo hiciera”.

En conversación este medio, la psicóloga y madre de dos hijos, Nerina Aspitia, sostuvo que el origen de la cuestión “tiene un sentido político” ya que cree que “deben querer comprar los votos de un sector de la derecha”.

Así mismo, la licenciada manifestó que “más allá del lenguaje, que es una manera de incluir y nominar a las personas, es importante la manera sobre cómo se lo denomina. Ese es el principio de la cuestión”. 

Respecto a las sanciones para los maestros, resaltó que no está de acuerdo y agregó: “La inclusión a veces es difícil pero tiene que estar dada en los hechos también. Si un chico se identifica con otro género y plantea las necesidades que tiene, la mejor manera de incluirlo es escuchar a demanda,más allá que te pueda resultar más fácil o más difícil usar ese tipo de palabras”.

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“Me parece que como sociedad estamos todavía con mucho trabajo por delante con respectos  estos temas. Todo lo que tenga con ver con diferencias todavía genera mucho revuelo, ya sea en diversidad de géneros discapacidad o formas de opinión. Todavía genera mucho malestar a nivel social. Como sociedad no estamos a la altura de la discusión", prufundizó Aspitia. 

La prohibición dio que hablar en todos los ámbitos, desde familias hasta profesionales. Hasta el momento, en provincia es solo una idea y los alumnos continúan dialogando como ellos se perciben y desean. De momento, permaneceremos en la incógnita, ¿Las nuevas generaciones escolares hablarán tradicionalmente o los profesores deberán modificar su vocabulario para todes de manera inclusiva?.