Romina, vecina de La Matanza, alertó reiterados hechos violentos que padeció su pequeña hija en el ámbito escolar. Al respecto, nos comentó que ha manifestado lo sucedido con las autoridades correspondientes pero que nadie se hizo responsable.

El bullying o acoso es la agresión para ejercer poder sobre otra persona. Concretamente, se ha definido como una serie de amenazas hostiles, físicas y/o verbales que se repiten, angustiando a la víctima y estableciendo un desequilibrio de poder entre ella y su acosador.

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Lamentablemente, estos episodios ocurren en muchos ámbitos, y en este caso, sucedió en una escuela, donde una nena vivió días y hasta noches inolvidables a causa del miedo que poseía. 

Durante meses, a Julia de siete años, quien se encuentra en segundo grado, le hicieron bullying en la escuela Número 87 Santa Rosa de Lima, “Sus compañeros la peleaban frecuentemente, la insultaban diciéndole que era "negra" y que era "gorda”, comenzó a contar Romina, madre de la pequeña.

Y continuó: “A raíz de todos esos malos comentarios, hoy mi hija tiene muchísimas complicaciones e inseguridades con su cuerpo a tan corta edad. Hubo muchísimas situaciones y ella lloraba todo el tiempo antes de entrar a la escuela y a la salida”.

“Pero nunca sabíamos por qué no quería ir al colegio, hasta que un día empezó a contarnos muchísimas cosas que me dejaron muy mal. Una de esas fue que una de sus compañeras le pegó un cachetazo y mi hija salió con la mano marcada en la cara. Todo el tiempo eran insultos hacia ella, agresiones, le pegaban, la maltrataban diciéndole cosas horribles”, contó la mamá con tristeza.

A su vez, dijo que hasta le sacaban las golosinas de la mochila,  útiles escolares y  escribían sus cuadernos. Ante esta situación, Romina decidió ir al colegio a quejarse y comentar lo que estaba sucediendo, y para su sorpresa, “ningún directivo hizo nada al respecto, supuestamente nadie veía nada y mi hija es la sensible en toda esta situación”.

“A Julia le gusta mucho pintar y dibujar a lo cual yo como mamá le compre unas fibras y un libro para que pueda dibujar ahí. En una situación, mi hija estaba sentada en el piso y uno de sus compañeros en un recreo fue, le pateó el libro y le pisó los dedos de la mano. Cuando se supone que las maestras deben estar vigilando a los chicos ninguna vio nada”, confesó la madre de la víctima. 

La vecina matancera además denunció que ese mismo joven, le dio una piña en la espalda antes de formar la fila. Es decir que las agresiones que recibía la niña, eran reiteradas y repetidas por distintos compañeros de aula. 

“Mi hija estuvo dos semanas sin ir al colegio por todo esto y ningún directivo se comunicó conmigo para preguntar por qué mi hija estaba faltando tanto”, cerró Romina quien afortunadamente logró cambiar a Julia de escuela y anotarla en la escuela número 155 que según ella, tiene muy buenas referencias y alli ademas, estudiaron sus otros dos hijos.

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La madre comentó que decidió hacer público su descargo porque “sería una lástima que otro nene pase por la misma situación, no se lo deseo a nadie porque además, cuando mi hija avisaba, la maestra no hacía nada ni tampoco me comunicaba lo sucedido”.

El bullying es un comportamiento que destruye etapas y hasta vidas, la pequeña Julita estuvo noches soñando con el colegio, levantándose  llorando y hoy día, en su nueva escuela, cree que puede pasar por lo mismo.