Gustavo Eugenio Verteramo, suboficial principal retirado del Ejército Argentino, recordó en diálogo con El Bonaerense, su experiencia en la guerra que le cambió la vida. “Tenemos que llevar el compromiso y la memoria de los 649 caídos en las islas, no olvidarlos nunca más”, sostuvo.

El 2 de abril de 1982 se inició la guerra por las Islas Malvinas, cuando el país estaba comandado por Leopoldo Fortunato Galtieri, miembro de la Junta Militar. El enfrentamiento dejó un saldo de más de mil muertos, además de consecuencias económicas, sociales y diplomáticos.

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Gustavo Verteramo (59), oriundo de General Rodriguez, zona oeste del conurbano bonaerense, asistió a la guerra  a la edad de 19 años, ya que formaba parte del regimiento de infantería mecanizada General Viamontes, con asiento en Mercedes, provincia de Buenos Aires. “Mi función era estar en el sector de abastecimientos clase 1, racionamiento del personal de todo mi regimiento que eran aproximadamente unos 800 integrantes”.

El ex combatiente comentó que cuando se enteró que iba a Malvinas, lo tomó con mucho orgullo ya que se había entrenado y preparado para la una situación de esa índole. Al respecto, los soldados argentinos eran en su mayoría jóvenes de 18, 19 y 20 años, a diferencia del Ejército Britanico. 

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Sin embargo, Verteramo resaltó que la relación con los superiores, trataba de una cuestión piramidal, “respetabamos los rangos y grados, cada uno se adapta  a las cuestiones particulares en el puesto que le toque ocupar”, contó. “El trato era cordial  siempre que uno no incurra en ninguna falta. Es mentira que castigaban a los soldados. No lo vi, no lo conozco”.

Además, el suboficial dijo que la relación entre soldados y cuadros oficiales era de mucha camaradería, unión y todos estaban comprometidos por la causa, con sentimiento y con la bandera en el corazón.

Las cartas de la guerra

Sobre los paquetes que se le enviaban a los soldados, se suelen decir muchas cosas, al respecto, el ex combatiente, confesó que era situación compleja, “estábamos en un conflicto donde había una exclusión marítima de 200 millas, entonces no podían venir todos los vuelos con todas las cosas que necesitábamos, hay prioridades en la guerra”.

Aparentemente, los aviones podían entrar a las islas dos o tres veces por semana, allí se presentaba sanidad y logística, y con ellos venían las cartas y donaciones.

“Yo he recibido, soldados que estaban conmigo también. Igualmente estaba todo muy limitado porque el avión levantaba vuelo rápidamente para no ser interceptado  por las fuerzas inglesas”, explicó Gustavo.

El fin de la guerra

El 14 de junio de 1982, Argentina se rindió y notificó el final del enfrentamiento con la muerte de más de 600 soldados, a quienes se le sumaron al menos otros 450 que se suicidaron por secuelas psicológicas y físicas.

A pesar de todo el esfuerzo y valentía del Ejército, por muchos años no hubo ningún reconocimiento, varios incluso perdieron todo al volver. Así comentaba el veterano, “Muchos estuvieron en la indigencia por un tiempo largo, sin trabajo, con problemas de salud, sin atención médica, desamparados, pero se fue revirtiendo la situación y yo al menos, me siento contenido por la sociedad”.

Y siguió: “Me sentí apoyado por mi familia, por los vecinos y su conjunto, no sentí discriminación, algunos sectores han luchado por tener los planes y los beneficios que hoy tienen, las pensiones nacionales y provinciales pero fue una lucha de años para poderla lograr”.

La vida después de Malvinas

“Después de la guerra, me casé, crié a mis hijas, Ivana de 30 años y Constanza de 25, y continúe con mi carrera de militar, la cual, seguir perfeccionándose. Fui destinado a una unidad de fuerzas especiales en la cual tuve la posibilidad de estar con gente que estuvo en combate directo en Malvinas y me enseñaron otras cosas y así logré tener la especialidad de comando, ser buzo y paracaidista durante muchos años, hasta que me retiré en el 2002”.

Actualmente el ex suboficial trabaja en un parque logístico donde se desempeña como encargado. La empresa tiene una particularidad, lleva el nombre de un caído de Malvinas y posee en sus camiones y remeras el logo de las islas con la leyenda “Puerto Argentino”, “Malvinas son argentinas”.

El jefe confesó que de esa forma, tratan de malvinizar: “los chicos que trabajan acá nos preguntan, somos muchos veteranos de guerra los que trabajamos en este lugar. El dueño también es un veterano de guerra”.

Hoy día,  Verteramo participa en la sociedad dando apoyo comunitario, y suele juntarse con los veteranos, para como ellos dicen, malvinizar, es decir, inculcar Malvinas, su gran historia.  

Héroes de guerra

Actualmente las Islas Malvinas son un archipiélago de casi doscientas pequeñas islas rodeadas por el Océano Atlántico Sur. Muchas de sus localidades tienen dos nombres: uno reconocido por el pueblo argentino y otro impuesto por los británicos. Sin embargo, podrían entenderse en la división de dos grandes: la Isla Gran Malvina (oeste) de unos 4377 kilómetros cuadrados, y la Isla Soledad (este), que ocupa unos 6353 kilómetros cuadrados. 

“El enfrentamiento fue una situación muy particular debido a mi vocación de servicio, de ser soldado y de brindar a mi patria. Las experiencias sirvieron para q hoy tenemos otra mentalidad y otra perspectiva de la situación, las cosas se dieron come se dieron”, sostuvo el rodriguense. 

Gustavo se muestra con un gran sentimiento patriótico, lleva su título de veterano con mucho orgullo y habla con compromiso y respeto sobre el acontecimiento. En esta línea, piensa que hace falta destacar a nuestros héroes, “en la escuela no se les inculca Malvinas, no hay una materia, no hay un referente, solamente recuerdan para el 2 de abril, y llamaban  a los veteranos. Pienso que tiene que ser  en forma permanente, en cada lugar, en cada escuela, en cada institución, en cada establecimiento educativo y lugar de trabajo”.

Afortunadamente, la guerra no le generó ninguna secuela al señor del oeste que defendió con cuerpo y corazón a su país, sin embargo, “dejó experiencia y mucha tristeza por los caídos”. 

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Tras la conversación, el suboficial indicó que si tuviera la posibilidad de volver a las islas, estaría en una encrucijada. Primero, si fuera bajo un contexto bélico, fiel a sus convicciones, aseguró que iría sin dudarlo, ya que está capacitado para hacerlo, pero, en rol de visitante, solo lo haría si tuviera “la libertad de desplazarse y no ser cautivo de los ingleses”, y agregó que ahora: “los veteranos de guerra que van a visitar las islas y son cautivos de los ingleses. Quizás me muera sin ir porque esta situación no va a cambiar pero ojalá se pueda. Hoy son muy duros con nosotros cada vez que van”.

La entrevista dejó como conclusión la  necesidad de, como menciona Gustavo, malvinizar a las generaciones que no tienen idea lo que sucedió, comenzar por los hogares y luego ser trasladadas a escuelas, barrios y lugares donde frecuentamos. Resaltar y valorar a los héroes y recordar a los que ya no están. El 2 de abril es una fecha conmemorativa hacia el veterano y los caídos en la Guerra de Malvinas, la cual es de suma importancia para la Argentina y es importante recordar, no solo ese dia, a todos nuestros compatriotas que dieron la vida defendiendo la soberanía de las Islas.

Por Micaela Molina.