Daniel Podeley habló con El Bonaerense y contó todos los detalles de su retiro y de sus 30 años de servicio.

Por Diego Gonzalez.

Daniel Podeley tiene 56 años, vive en Moreno y trabajó 30 años como chofer de colectivos. Pero esa larga etapa de su vida finalizó esta semana, cuando realizó su última vuelta en su unidad de la empresa Transportes La Perlita y, finalmente, se jubiló.

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Rodeado de sus seres queridos, el colectivo se llenó de carteles, cantos y agradecimientos para él. Asimismo, los propios vecinos lo frenaban para dejarle un saludo, felicitarlo y desearle lo mejor para lo que viene. Ahora, tras pasar esos emotivos días, Podeley habló con El Bonaerense y contó todos lo detalles.

El origen de su cariño por la profesión

Daniel primero vendió diario y manejó máquinas en el club San Diego, luego en una empresa vial, hasta que en 1993 se subió a un colectivo. “Siempre me gustó ver a la gente que manejaba camiones grandes y cosas así. Hasta que mi padrino me convenció para entrar en la empresa donde me jubilé, era una época peligrosa para eso”, comenzó contando.

Lo lindo y lo feo de haber sido chofer

“Conocí todo Moreno, conocí gente, vi crecer a los nenes. Se subían el primer día como niños y terminaron teniendo hijos. Hice cosas por ellos de corazón. Siento que me apreciaban, y eso me dio ganas para seguir trabajando siempre como chofer”, expresó, al borde de las lágrimas.

Con el tiempo, sin embargo, las cosas cambiaron un poco. “Moreno incrementó mucho su tránsito y se perdió un poco el respeto al servicio del colectivo. Antes te dejaban pasar, no se metían apurados por delante. En mi época, por así decirlo, no pasaba esto. Quedó chico Moreno para la gente que hay”, contó. Asimismo, también pidió frenar con la inseguridad.

“Pese a eso, voy a extrañar a la gente, la rutina, la convivencia con la gente justamente, porque era una convivencia ya. Va a costar estar en la casa, sin escuchar a la gente. Era algo que a mí me gustaba mucho”, explicó. Y agregó: “También voy a extrañar las conversaciones con mis compañeros”.

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Y 30 años después... Llegó el gran día

Carnaval carioca, todos sus allegados, sus pasajeros y todos los que lo conocían le dejaron inmensos mensajes de cariño. “Queríamos que no se olvide nunca de ese día, con una despedida inolvidable... Y así fue”, contó su hija Paula.

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Antes de ponerse toda la ropa para dirigirse a su último día de trabajo, Daniel sintió melancolía y felicidad y tristeza a la vez. “Iba a ser mi último día y estaba triste. Cuando la gente empezó a subir y despedirme, no sabía que hacer. Hasta los chicos se ponían mal, algunos lloraron. Me deseaban que me vaya bien, pero era difícil seguir después de semejante despedida”, reveló.

Y profundizó: “Igualmente estaba feliz, porque cumplí el objetivo de mi vida, que fue ser chofer. Estoy contento igual, eso era lo que quería”.

“Hasta la gente me despedía. Parecía otro mundo, me quedé helado, fue mucho el amor que me brindaron. A la vez es lo peor que te pueden hacer, porque no podía caer en lo que estaba pasando, fue muy hermoso. No pensé que tanta me quería a mí”, contó con mucha emoción.

Asimismo, agregó: “Mi familia me mostró los mensajes en las redes sociales. Me quedé súper contento de que todos me conocían como una buena persona. Fue increíble la cantidad de cosas lindas que me dijeron de todos los barrios”.

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El futuro:

“Quiero viajar, hacer cosas que me gusten, conocer más cosas de la Argentina. Quiero conocer nuestro país y darle más tiempo a mi familia, ya que estuve mucho tiempo trabajando. Ahora tengo un nieto, que me pide salir todo el tiempo”, contó. Y agregó: “Y también voy a seguir con mi hobby, de herrería”.

Fiel a su pasión, finalizó: “Quiero agarrar una vez en la ruta un camión de alto porte. Y conocer la Argentina, que es divina. Y lo voy a hacer manejando, manejando”.