20/04/2023
El Molino Rojo se convirtió en un emblema histórico de Turdera, partido de Lomas de Zamora. Comenzó siendo una casa de familia en forma de molino, luego un salón de fiestas y ahora es un restaurante que todos los vecinos pueden visitar.
Natalia es una de las encargadas de mantener el molino actualmente y dueña del restaurante-bar que funciona allí. Es un lugar muy viejo, lo alquilamos, no somos de la familia original, cuenta en diálogo con El Bonaerense.
Su construcción data de la década de los 40, por un matrimonio de inmigrantes españoles que vivían en Banfield, Jacinto Esteban y María Macías. Compraron los lotes en Turdera en las calles Gobernador Ugarte y Porvenir, que hoy se llaman Antártida Argentina y San Benito.
Los herederos del lugar habían hecho un salón de fiestas que funcionó muy bien en los años 90. Cambiaron los dueños, y vinimos nosotros, que seguimos haciendo fiestas de 15 y casamientos hasta la pandemia, y decidimos convertirlo en un bar, explica Natalia.
El lugar es muy conocido y esta instaurado en la memoria de la gente como un salón. Sin embargo, hace 3 años trabajamos como bar y vienen bandas todos los viernes y sábados, cuenta.
El proceso de transformación del lugar a un bar fue largo. Primero porque paso en pandemia y no había trabajo, y segundo porque teníamos que sacar la onda de salón de fiestas para convertirlo en un bar con esas características propias, explica.
Usamos materiales reciclados, para mantener la identidad del molino y trabajar esas líneas, tiene madera, una característica propia de los años 80 y 90 y tuvo lo fuimos adaptando a la línea que tenía sin perder la identidad del molino, detalla.
De igual forma, sigue cautivando a los vecinos como antes. La reacción sigue siendo increíble, tenemos gente muy grande que viene para entrar al lugar porque le hizo los 15 a la hija, después muchos vienen a festejar aniversarios porque se casaron ahí, dice Natalia.
La gran mayoría vienen a comer, según cuenta Natalia, porque nunca tuvieron una fiesta ahí y siempre tuvieron curiosidad de entrar.
La cascada y el parque son lugares con los que cuenta el Molino y donde todos se toman fotos. Siempre quisieron entrar, nos pasa un montón que nos cuenta instaurar esto en la idea de la gente que es un bar, que la gente se anime a entrar, a conocerlo, a comer, asegura.
La dueña del restaurante cuenta que tienen comida accesible, ya que buscan que el molino sea para el barrio.
Trabajamos con shows y propuestas gastronómicas, para que no se tengan que trasladar a otros polos, que sepan que en Turdera hay un lugar así, dice Natalia.
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