04/09/2024
El demandante demostró frente a la Justicia que el insomnio que le generaba el sonido de las personas teniendo relaciones sexuales durante toda la noche le generó daños físicos y psicológicos.
Jorge Ruiz es un hombre de 65 años que vive al lado de un hotel alojamiento en La Plata que por 10 años padeció ruidos que provenían del hotel que no lo dejaban dormir por las noches. También encontraba en el patio de su casa preservativos, fundas de almohadas y bebidas energizantes. Estas situaciones lo llevaron a iniciar un juicio contra el hotel por daños y perjuicios.
Durante todos estos años, el denunciante sufría el ruido constante que provenía del lugar llamado Hotel Uno y sonidos de lavarropas industriales, aspiradoras y el ruido de los huéspedes durante la noche.
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La situación era tan dramática que los niños de su familia y amigos optaban por no ir a visitarlo y muchas parejas que tuvo durante esos diez años también fueron testigos de todos los ruidos que aquejaban a Jorge. Incluso varios familiares le sugerían que se mude a un lugar más tranquilo pero el hombre se negaba a abandonar su residencia ubicada entre la cancha de Estudiantes y Gimnasia.
Jorge Ruiz frente a la entrada del hotel que denunció
Jorge Ruiz cuenta que no quería resignarse a abandonar su hogar por los ruidos cuando le aconsejaban que se mude: "Muchos me decían que por qué no me mudaba. Que por qué no me iba a vivir a un lugar más tranquilo y dejaba de vivir en este lugar para no sufrir más, pero yo no quería resignarme e irme, tenía el lugar para vivir cómodo. No fue fácil todo el proceso, pero valió la pena"
Uno de los mayores ruidos que interferían en la vida diaria del denunciante era el proveniente del lavadero del hotel, el cual se ubicaba justo al lado de la medianera del living y el dormitorio de Jorge. "Este tipo de lugares cambian las sábanas cada vez que entra una pareja nueva. Hay turnos que duran dos o tres horas, así que el uso del lavadero es constante. Lavarropas y centrifugadores industriales en una habitación sin ningún tipo de acustización y moviéndose sobre la loza. Eso era absolutamente invivible, no se podía vivir con ese ruido sonando absolutamente todo el día y toda la noche; era un infierno", explicaba Jorge.
Una de las imágenes que muestran los elementos que caían al patio de Jorge desde el hotel
Ruiz dio más precisiones sobre los ruidos que debía soportar a toda hora: "También hablé de los ruidos provenientes de las habitaciones, claro. Son los ruidos que puede imaginarse cualquiera en el contexto de una relación sexual, hay gente que hace más ruidos y gente más silenciosa. A eso hay que sumarle tacos a cualquier hora y las máquinas para limpiar que se usaban inmediatamente después de cada turno. La aspiradora chocando contra los muebles y contra la pared".
El juicio duró dos años y declararon 14 personas, entre las que se encontraban los amigos más cercanos y una pareja del último tiempo de Jorge. La sentencia fue desarrollada en el año 2018 pero no fue hasta el año 2019 que el lavadero cerró definitivamente. Cabe resaltar que la víctima recibió una indemnización de 700.000 pesos que equivalían a unos 24.000 dólares de ese entonces.
Ezequiel Grasso fue el abogado que defendió a Jorge Ruiz en el caso y explicó que fue muy difícil probar el daño psicológico y físico que sufría su cliente, pero que la utilización de un decibelímetro fue crucial para demostrar ante la Justicia que los ruidos que provenían del hotel superaban el límite permitido en la zona.
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