Desde los 12 años es proteccionista y, actualmente, se hace cargo de más de 50 gatos que necesitan una familia
Carina Britez es de San Miguel y es proteccionista de animales. Desde los 12 años pone todo su empeño en ayudar a cientos de perros y gatos que están abandonados en las calles del barrio, sufriendo calor extremo, mucho frío, hambre y sed.
Dice dedicarse a rescatar principalmente gatos pero no mira para otro lado cuando se le presenta un caso que involucre perros.
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Es más, actualmente, Carina está a cargo de una perra muy maltratada que está transitando moquillo, una enfermedad muy complicada que suele dejar secuelas irreversibles en los animales y, a veces, causa hasta la muerte.

Este caso en particular le está costando bastante ya que afirma que, entre la complejidad de la enfermedad y los gastos exorbitantes en las veterinarias, la ayuda de la gente es escasa. Pero la rescatista de San Miguel no baja los brazos.
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Tiene a cargo más 50 gatitos que fueron abandonados en diferentes puntos de San Miguel en cajas a los pocos días de vida, 9 cachorros y más de 30 gatos adultos. Todos ellos están recuperados, castrados y vacunados esperando una familia que le de la vida que se merecen.
Por otra parte, los que están en recuperación casi igualan el número de los recuperados. “Actualmente tengo a la perrita con moquillo, diez bebés en tratamiento, una gata con cáncer en tratamiento oncológico, un gato con problemas gastrointestinales, un cachorro que fue atacado por otros perros y una gata con crías que tiene problemas cardiológicos”, enumera Carina.

Afirma que la veterinaria es su “segunda casa” y que el proteccionismo le trae más “penas que alegrías”. “Es un laburo mantenerlos como corresponde pero hago todo lo que está a mi alcance”, cuenta en diálogo con El Bonaerense.
Lo más duro para Carina es la hora de la limpieza del lugar. “Tengo artritis reumatoidea, me lo diagnosticaron después de haber quedado postrada a los 16 años”, dice la rescatista y agrega: “Estar a mil con los animales me mantiene en píe”.
A la par de este noble trabajo, Carina ejerce como docente de Filosofía y Literatura en los barrios de San Miguel. “También entró a las villas para ayudar a las mascotas de las personas con bajos recursos que simplemente ignoran a los animales. Les pongo pipetas, los castro y les llevo comida”, cuenta.
Carina quiere concientizar sobre la adopción: “No hay que comprar animales, hay muchos en las calles que necesitan familias. Hay que dejar de mirar para otro lado”, concluye.