Sin la convocatoria de otras décadas, se mantienen como atracción. Hasta hace poco funcionó un carrusel de tres pisos.

En una era en que los juegos y las atracciones de los niños fueron mutando, al punto de que hoy la virtualidad se ganó la preferencia de los jóvenes, muchas se fueron readaptando y otras sobreviven a los cambios. Las calesitas son un acertado ejemplo de ello, porque trasciende generaciones y lugares. Y ese legado continúa al día de hoy, aunque en menor medida. En Mar del Plaza prácticamente todas las plazas tienen una y son estructuras clásicas de referencia.

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"Yo mantengo la tradición familiar, hace más de cuarenta años que trabajamos en la plaza y si bien es cierto que no se llena como antes, hay épocas como el verano o el día del niño que se sigue eligiendo la calesita", explica Gabriela, trabajadora de la Plaza Peralta Ramos, en el macrocentro de la Feliz. Incluso recuerda con mucha alegría cuando ella era una niña y se asombraba con los juegos. "Lo que más disfrutaba era la música, siempre había un mix de temas clásicos y los del momento. Y elegir qué personaje montar me encantaba, cambiaba a cada rato".

De las calesitas que funcionan en Mar del Plata, la más antigua está ubicada en Plaza Rocha y funciona desde abril de 1966. Además, puede jactarse de ser la única declarada como parte del patrimonio municipal, en una ceremonia realizada en 2010, en la que se homenajeó a la familia Mantovano, quienes la emplazaron y al día de hoy continúan trabajando sus descendientes. "Sí, claro. Mis hermanos y yo hemos ido infinidad de veces a la Rocha. Antes funcionaba a toda hora", recuerda Gabriela. E indica que hoy los más pequeños se suman a la movida y los padres y abuelos se "desenchufan" en esas salidas.

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Pero así como existen los carruseles tradicionales, en la ciudad conviven con obras imponentes, como la que funciona en Plaza Colón y tiene dos pisos. "La calesita de la (Plaza) Colón tiene todas las condiciones para ser un punto de referencia: está en un lugar céntrico y es muy visitado por turistas, y el hecho de tener dos pisos más una decoración de luces la hace única, no es frecuente ver este tipo de atracciones en la Argentina", detalla, estudiante de Historia y guía turística en temporada. Incluso hubo una calesita aún más grande en la Manzana de los Circos: la imponente "Titán", que funcionó desde 2017 hasta la pandemia y tenía tres niveles.

Sin el glamour y el impacto de antes, las calesitas siguen siendo un punto obligado de las plazas, tanto para los más pequeños como los nostálgicos que la ven girar y hasta se animan a dar una vuelta como en los viejos tiempos. "Las calesitas van a seguir, y seguramente algún día resurjan como pasó con tantas cosas. Es un clásico que vino para quedarse", afirma Gabriela.