Hace más de 20 años que se dedica a la tarea de asistir en emergencias. Relata su experiencia y el día a día enfrentando al peligro.

Leonel es uno de esos héroes de carne y hueso, esas personas que aparecen en situaciones límite. Incendios, accidentes de tránsito, incluso una descompensación, los bomberos son esos trabajadores que aparecen para salvar vidas. Hace 26 años comenzó su camino haciendo el curso de aspirante y, en la medida que fue pasando el tiempo, se convirtió también en enfermero. Para él, el interés por ser bombero surgió de una manera espontánea, por herencia familiar. "Yo soy oriundo de Santa Teresita, en el Partido de la Costa. Mi abuela era la cuartelera allá, vivió toda su vida ahí, recibía los llamados, tocaba la sirena. Mi papá y mi hermana también fueron bomberos y siempre me gustó", describe Tortosa. Y agrega: "El cuartel para mí era mi familia, me crié en el cuartel. Tengo cumpleaños de chiquito festejados ahí".

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En la medida en que su carrera como bombero voluntario continuaba, en Leonel fue surgiendo un interés por la enfermería. "Me casé y me vine a vivir a Mar del Plata y empecé a trabajar en una casa de electricidad, nada que ver con el tema de salud", comienza relatando. Y continúa: "Conocí una persona de bomberos de Sierra de los Padres que era enfermero y rescatista. A mí nunca se me había ocurrido la enfermería por el lado de la emergencia. Así que empecé a estudiar, me recibí. Y después entré a trabajar al HIGA, que es un hospital enorme en la zona. Más adelante tuve la posibilidad de trabajar en emergencia en el predio hospitalario, y me desde hace un tiempo me dedico a las ambulancias".

Si bien son dos profesiones que en la teoría parecen disímiles entre sí, tienen mucho en común respecto al servicio a los demás. "Una cosa fue llevando a la otra. Siempre me gusto el tema de la emergencia y la adrenalina de atender pacientes, trabajar en incendios y en rescates". Para hacer un buen trabajo, Leonel siempre está capacitándose para estar a la altura de los retos "Pude hacer cursos en distintos lugares del país, como Entre Ríos, Córdoba, Puerto Madryn y la costa atlántica", cuenta. Y aclara también que esas capacitaciones son fundamentales para saber actuar y lidiar con la presión: "Uno se va acostumbrando, para eso se entrena y se capacita constantemente. Si bien se trabaja en simulación, uno está compenetrado de lleno en lo que hace". Y ese mismo compromiso lo hace cuando le toca dar una capacitación o tener gente a cargo. "Trabajar a conciencia para que a la hora de que ocurra algo reaccionar de la mejor forma posible sin que nos desborde, saber distribuir las tareas si tengo gente a cargo. Todo eso se va a ver reflejado en el resultado del servicio", concluye.

Actualmente, Leonel destina más su tiempo arriba de una ambulancia, ya que es su sustento. "En la ambulancia tengo mis horarios de trabajo, con guardias de 12 horas por 48 más horas extras. Estoy en un sistema privado de Mar del Plata y el tiempo libre lo dedico al cuartel". Además, "uno tiene familia, hijos, amistades. Una vida más allá del cuartel en sí". En cuanto al cuartel, al ser bombero voluntario "más allá de que tengo que cumplir con un régimen y mantener una puntuación, si no me siento con ánimo tengo esa posibilidad de no ir. Y está bien porque las ganas son fundamentales", comenta.

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Respecto a los bomberos de las fuerzas y los voluntarios, Leonel explica las diferencias. "Son distintas instituciones. Si bien el fin es el mismo, la diferencia está en que el bombero de las fuerzas depende de la policía Federal o la Bonaerense. Uno tiene que hacer el curso de seguridad y cuando se recibe hay que ver si tienen la suerte de que los destinen a bomberos. Tienen un sueldo, portación de armas y deben cumplir un horario semanal". Respecto al bombero voluntario, que es la institución a la que Leonel pertenece, "no percibimos un sueldo pero tenemos una obra social (IOMA) y cuando cumplís 25 años de servicio podés tramitar un subsidio, que es como una jubilación".

Volviendo al tema de las capacitaciones, Leonel hace énfasis en un tema de importancia capital: el saber las maniobras de RCP. "En lo personal, damos cursos de RCP básico con dos amigos. Estamos armando un simulador de ambulancias para que las personas tengan noción del contexto prehospitalario", explica. Además, brinda estas charlas mediante el programa municipal "Reanimemos" a distintas instituciones. Y describe un caso reciente: "En la Maratón de Mar del Plata de principios de año un hombre de más de 50 años se descompensó casi llegando a la meta. Hizo un paro cardíaco y justo estaba el director del SAME, empezó la reanimación y el uso del desfibrilador. Y al cabo de 5 días se recuperó". Gracias a Dios se está dando una movida muy importante. Está bueno, la gente se engancha más", enfatiza.

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¿Y continúa la tradición familiar? "Por ahora no. Mi hijo mayor está en una secundaria agraria, estuvo en un grupo de cadetes pero dejó por los tiempos de la escuela. Y mi hija todavía no se enganchó. El chiquitito se engancha y me acompaña cuando hago guardias y viene al cuartel. Se sube a la autobomba, se pone los cascos". De todos modos, Leonel entiende que los tiempos cambian y la tecnología se lleva el tiempo de atención de los chicos. Por lo que para él lo más importante pasa por los valores. "La idea es que sean felices y gente de bien", concluye.