Trabaja como voluntaria en la Zoonosis de Lanús. Forma parte de una ONG y habló sobre la situación trágica que viven los animales abandonados dentro de los “refugios”.

Abandonados, tirados a su suerte y en busca de un alma caritativa, así  es el rostro del abandono para los animales. Sin saber a los peligros a los que puedan enfrentarse en la jungla de concreto que representa, para ellos, las zonas urbanizadas. Son encontrados por Myriam Ortellado, una vecina y voluntaria en el Centro Zoonosis de Lanús.

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El espacio, está conformado por un grupo de personas que se une con el propósito de mejorar la calidad de vida de los animales, que se encuentran alojados en el Centro. Para así, prepararlos y rehabilitarlos, mientras esperan ser adoptados por una familia amorosa que  resguarden sus cuidados.

Movilizada por el amor hacia estos “seres de cuatro patas”, buscan darle el amor y la dignidad que ellos se merecen. Para que de esta manera, puedan adaptarse de la mejor forma a sus nuevas familias, las cuales puedan otorgarles una segunda oportunidad de ser queridos.

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Los trabajos del espacio

“Empecé a ser voluntaria en el Zoonosis de Lanús en el 2008, luego de que se estableciera la ley que prohíbe la eutanasia en perros y gatos de toda la provincia de Buenos Aires”, comento Myriam y agregó: “Luego de esto, los municipios ya no podían eutanasiar a ninguna animal más, entonces nosotros llegamos para solventar esa problemática”.

Considerando que, algunos animales se encontraban en esta situación por tratarse de “mascotas agresivas”, la labor del espacio fue solventar esta cuestión. “Estuvimos mucho tiempo acomodando todo, desde las pequeñas jaulas de uno por uno,  para convertirlas en caniles amplios; hasta incluso derribamos todas las jaulas para que estos animales tuvieran más libertad”, explicó Ortellado.

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Por su parte, Myriam aseguró que, su principal objetivo es darles una mejor calidad de vida a esos animales, que tuvieron la desdicha de terminar dentro de ese centro. No obstante, siempre buscan la manera para que estas mascotas cuenten con asistencia veterinaria, alimentos, baños, limpieza y por sobre todo amor que los contengan.

Conformación de una ONG

Tras mucho tiempo trabajando en el espacio, conformaron una organización, la cual surgió hace tres años. La misma, se enfocó en un primer momento en lo que respecta al maltrato animal, donde las fiscalías enviaban a los animales que eran judicializados por diversos motivos.

Asimismo, el espacio comenzó a llevar adelante un sinfín de rescates, muchos de los cuales se desvinculan del Zoonosis. “Comúnmente, solemos hacer rescates por fuera del Zoonosis, porque este espacio no es un refugio”, comentó  y detalló: “Porque ahí terminan todos los perros que fueron agresivos en la vía pública”.

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No obstante, hay otra realidad que se escapa de la mirada colectiva y es que este espacio, funciona como “Centro de abandono”, explicó Myriam, puesto que muchos animales son llevados a este espacio por sus propios dueños, ya sean por diversos motivos como: por ser destructivos, agresivos, porque no los pueden tener más, porque se mudan a un espacio donde no se permiten animales y así la lista sigue.

“Esto en líneas generales no tiene nada de positivo, porque el animal pasa de una casa amplia, a un espacio donde está encerrado”, comentó Ortellado y detalló: “Con suerte y por los tiempos que manejamos en el espacio, podemos sacarlos a pasear una vez a la semana, donde podemos compartir un rato con ellos fuera de un edificio”.

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El abandono en primera persona

Cabe señalar que, Myriam ha visto y vivenciado un sinfín de atropellos contra estos animales, tanto es así que aseguro: “El abandono es multicausal, porque por un lado tenés a personas en situación de calle que hacen hasta lo imposible por sus mascotas y en el otro extremos tenés a una persona que, por ahí el perrito rompe algo y ya no lo quieren más”.

Asimismo, detalla que todo tiene que ver con la empatía que se le tiene a la mascota, ante esto explicó: “Los perros en su mayoría son abandonados a partir de los cuatro meses hasta el año, es la etapa más conflictiva, donde el animal empieza a tener un carácter destructivo”. También, comentó que en muchas oportunidades intentaron abandonar animales bajo el pretexto de “no tener con qué alimentarlo”, puesto que el espacio tiende a regalar alimento a quienes lo necesiten.

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“El no tener alimento, para nosotros no es una excusa, por eso yo creo que lo hacen por una cuestión de comodidad, o porque se mudan, porque tiene diferencias con otro animal de la familia, entre otras cuestiones”, comentó y detalló: “El maltrato animal está en todas las esferas y no tiene nada que ver con la persona que tiene o la que no,  es una cuestión de empatía”.

En cuanto al maltrato, uno de los casos que Myriam más tiene presente, fue el que ocurrió hace un año, cuando una persona “reboleo” a una cachorra de 25 días y la lanzó al interior del predio. “El espacio está abierto siempre, no entiendo porque hizo eso, porque podía haber bajado y haberla dejado en el piso”, comentó y detalló: “Por el golpe, Cielo tuvo un traumatismo craneoencefálico, por suerte la pudimos recuperar y darla en adopción”.

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Por último, Myriam espera que puedan generarse más espacios como estos, en un predio más amplio, donde los animales puedan estar con mayor libertad. “Queremos que tengan un espacio adecuado, porque hoy están en el corralón municipal, donde se realiza la actividad de limpieza y bacheo”, comento y concluyó: “También estaría bueno que más localidades generen estos espacios, con más asistencias y mayor castraciones, para evitar que más animales terminen en estas condiciones”.