Estableció una de las primeras barberías en la ciudad y creó su propia marca de productos. Además, capacita a los futuros barberos.

En un contexto socioeconómico adverso, siempre las historias de éxito generan admiración y el ejemplo de que crecer y progresar es posible. Como el caso de Diego Garcialoredo quien, a través de su trayectoria y su visión emprendedora, se convirtió en un referente en el mundo del estilismo masculino. Primero como peluquero y luego barbero, Diego supo innovar en su rubro y hasta se dio el gusto de competir con la peluquería y crear su marca de artículos.

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"Hace 20 años que estoy en el oficio. Yo soy estilista unisex, hasta que noté que los hombres venían cada vez más a cortarse el pelo. Ahí empecé a estudiar sobre el afeitado, me capacité acá en Mar del Plata y de un día a otro pusimos una barbería", se presenta Diego, uno de los pioneros en el rubro. Y explica que la inspiración por el afeitado masculino se dio "a partir de ver una película en 2009 con cortes clásicos".

En sintonía con su idea, Diego recuerda un mensaje que una colega española publicó en las redes sociales hace unos ocho años: "La barbería se viene con todo". Haciendo caso a esa premonición, el marplatense encontró un maestro del oficio que lo preparó para lo que se venía. "Era un hombre de unos 80 años que me enseñó el afeitado clásico", detalla. Esas bases hicieron que su servicio destaque por sobre los demás y lograr una clientela fiel. "Usamos fomentos (preparación con toalla), crema de afeitar con brocha caliente, se le pone bastante crema y después se termina el afeitado con navaja descartable y se prepara el corte, se seca y se pone un producto y se van chochos", explica satisfecho Diego, quien afirma que "el cliente más importante es el que tiene el turno". Él cumple religiosamente con esa premisa, y afirma que "siempre vamos a la calidad. Y, gracias a Dios, eso nos dio la cantidad".

"En 2016 participé en una competencia nacional. De hecho, el hombre que me enseñó a afeitar había sido campeón en el año 70, 71 y 72. Le gustó como cortaba el pelo y empezamos a preparar peluqueros. Todos los lunes nos quedábamos de 20 a 1 de la mañana preparando otros colegas", rememora. Y agrega: "De un momento para otro vino la competencia nacional, me anoté y sali campeón". El certamen tuvo jurados nacionales e internacionales. Y, cinco años después, Diego fue invitado a un certamen internacional en la que logró un subcampeonato entre 35 países. "Después hemos viajado para varias provincias, he trabajado para varias empresas de máquinas y eso me ayudó a conocer mucho más el rubro. Es un oficio muy lindo".

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Para continuar con la tradición, Diego se dedica desde hace varios años a capacitar futuros barberos. "Siempre capacitamos gente, porque los empleados nos duran unos dos años y después abren su local propio. Nos cuesta tomar a alguien que sepa lo que nosotros hacemos", describe. Y explica su metodología pedagógica: "Desarrollamos un método que son tres meses de capacitación. Durante ese período, seleccionamos el personal que va a trabajar con nosotros. Hoy tengo un equipo conformado que trabajan como yo les enseñé. Y así se va transmitiendo". Además, su hijo heredó el gusto por el oficio, ya que trabaja con él como uno de los docentes "Corta desde los 14 años". Para él además, lo más importante es que sean buenas personas y aquellos que destacan se quedan a trabajar con él.

Además de competir y de siempre innovar, Diego también tiene un espíritu emprendedor. Es dueño de El Gran Bastardo, su propia marca de productos para barba desde hace siete años. Esa necesidad se dio debido a que cuando el oficio de barbero resurgió, no había suficientes insumos. "Si en la farmacia había dos cremas de afeitar, tenías que comprar las dos". Así fue que empezó a invertir y se asoció con un laboratorio que fabrica los productos, tales como pomadas y cremas. "Hoy por hoy, la marca tiene su identidad y la vendemos a varias provincias. Aparte nos pusimos en contacto con una empresa de Buenos Aires y estamos haciendo un desarrollo para tener una franquicia", apunta Diego, una eminencia del mundo de la barbería y el estilismo masculno.