El presidente del Partido Justicialista bonaerense fortaleció sus relaciones y consiguió alcanzar la unidad partidaria en 124 distritos. Además, se impusieron con categoría sus candidatos afines en los 11 distritos que tuvieron elecciones internas.

"Yo valoro a Máximo y a Cristina pero el presidente soy yo. No hay ninguna posibilidad de una presidencia colegiada". Apenas Alberto Fernández espetó esta declaración, el castillo de naipes sobre el que está construido el Frente de Todos tambaleó un vez más. Aunque esta vez el sismo se escuchó a lo largo y lo ancho del conurbano. No por nada, horas más tarde de semejante desplante del presidente con "la jefa política" del espacio y el movimiento que tiene el territorio y los votos (La Cámpora), los intendentes se reunieron en secreto en La Matanza y acordaron no elegir un bando en caso de un divorcio político. Firmaron un documento para darle continuidad a la gestión e intentaron poner paños fríos a la bomba política del año.

El mapa político de la colación gobernante atraviesa un fuerte proceso de cambios de cara a las elecciones nacionales y provinciales de 2023. La salida de Máximo Kirchner como Jefe del Bloque de Diputados del Frente de Todos alteró las relaciones y puso en jaque el vinculo para el próximo año.

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Sin embargo, no fue la única maniobra política que efectuó el presidente del PJ bonaerense. Ante las inminentes elecciones internas también jugó su disputa y, posteriormente, consiguió acrecentar su figura de poder en la provincia. En primer lugar, consiguió establecer listas de unidad en 124 distritos de los 135, lo cual garantizaba ya conocer el mandatario.

Luego, generó las alianzas necesarias con las diferentes expresiones del partido y, por la vía del sufragio, logró imponer a sus candidatos en las 11 localidades que tuvieron interna. Una vez más, su implicancia en el PJ bonaerense no sólo se significa por su rol de presidente, sino por su liderazgo para tejer alianzas y consolidar su armado político de cara a 2023.

El entramado político de Máximo se desprende de un contexto de fuerte conflictividad en el Frente de Todos. Si bien semanas atrás los Intendentes bonaerenses se reunión de forma secreta para pactar "calmar las aguas", la gestión para conquistar el territorio continuó detrás. "No es una cumbre oficial, te diría que mejor dicho es una cena entre dirigentes pero no podemos comunicar nada más", habían deslizado los dirigentes reunidos en La Matanza, sabiendo que las figuras preponderantes seguían en tensión.

Tal es así que el Presidente de la Nación llevó a la Cámara de Diputados y de Senadores el proyector oficialista para renegociar la deuda externa con el Fondo Monetario Internacional y el mayor revés que recibió fue de su propio espacio. En el senado, los 13 de los votos negativos provinieron de la coalición gobernante y 8 específicamente del núcleo duro del kirchnerismo.

Los triunfos

En esta oportunidad pudo dar grandes golpes en distritos que habitualmente no le "pertenecían" a La Cámpora. En zona norte, la antorcha mayúscula se ve representada en San Isidro. Con el 65 porciento de los votos José Luis Casares se impuso y, así, cayó la lista de Santiago Cafiero, hombre del círculo íntimo del Presidente de la Nación, Alberto Fernández. Además, el festejo fue por duplicado, puesto que el armado de Máximo se acentúa con la victoria del concejal Juan José Castro en San Miguel.

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Por su parte, el oeste del conurbano también le produjo una gran satisfacción al líder del partido. No sólo se impuso un hombre de su cercanía, como el camporista Juan Debandi, sino que en su triunfo también desplazó al plan ingeniado por Alberto Fernández para quedarse con Tres de Febrero.

Efectivamente, el peso propio del presidente del PJ bonaerense se expresó aún dentro de los distritos que integran los Intendentes de la 1ª y 3ª sección electoral, quienes habían gestado el pacto de no agresión. Igualmente, la rosca política siguió girando y el plan de conquistar el territorio sigue siendo el eje central para tener el apoyo popular en las urnas.

Asimismo, significó que el círculo íntimo de Alberto Fernández continúa debilitándose. En primer termino, la renuncia de Máximo como presidente del bloque oficialista en diputados fue un gran cimbronazo público e interno que marcó la cancha en el Frente de Todos. Además, su postura se vio incrementada cuando Cristina Fernández de Kirchner abandonó la Cámara del Senado antes de la votación final por el refinanciamiento de la deuda con el FMI.

La consolidación de la figura de Máximo como líder del PJ de cara al 2023, se da en el marco de las distancias con el gobierno nacional y su diferenciación dentro de la coalición. A su vez, se potenció la crisis interna con el desplante público de la vicepresidenta a la foto por el proyecto oficialista en el senado, lo cual da mayor entidad a su posicionamiento. La conquista de los espacios internos son el inicio de un esquema trazado para ser más preponderante dentro del peronismo.

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En ese sentido, en General Pueyrredón (Mar del Plata), Necochea, Ramallo, Magdalena, Ayacucho, Chascomús, La Costa y Lobería, los restantes ocho municipios con internas, también quedaron bajo gente de su cercanía.

Un plan que ya está en funcionamiento y buscará acompañar los triunfos internos con un peso propio en el territorio. La Cámpora sigue sosteniendo su predominio en la vinculación interpersonal con los conflictos populares, por ello su líder sigue ascendiendo en un clima de tensión. Ahora, deberá consolidar las victorias políticas para dar mayor solidez a su futuro 2023.