Tras una agresión verbal y emocional que impactó directamente a una vecina del oeste, El Bonaerense se contactó con ella quien detalló el episodio y qué soluciones le dieron desde la justicia.

El transodio, lamentablemente, es frecuente en muchas zonas del conurbano bonaerense, aunque se informe y concientice, la falta de respeto y empatía proviene del propio barrio. Lo peligroso es que estos actos atacan a las víctimas psicológicamente y en los peores casos de manera física.  

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Cabe destacar que el mencionado, trata sobre acciones directas, viscerales o violentas en contra de las personas trans. Desde hacer campaña en contra de sus derechos hasta agresiones que pueden llegar hasta incluso, la muerte. 

Este es el caso de Azul Hidalgo, activista LGTB y de los Derechos Humanos. Ella vive en el barrio de Villa Club, partido de Hurlingham y el fin de semana pasado padeció un hecho lamentable en la puerta de su casa. “Eran cerca de las 9:30 de la noche, yo venía de comprar algo cuando estoy apunto de entrar a mi casa”, contextualizó la joven.

Y continuó: “Estoy cerrando la puerta y unos chicos, de entre 24, 25 años que supongo que son del barrio, me ven y empiezan a insultarme y a decirme todo tipo de cosas en relación a mi orientación sexual e identidad de género”, además, “amenazaron con matarme”.

Ante el terrible hecho, Hidalgo ingresó a su domicilio temerosa, en el cual permaneció sola. “No sabía bien cómo hacerle frente a esa situación porque en un momento pensaba que era imposible dar aviso a la policía y que puedan ocuparse”, entonces, acudió a un grupo de WhatsApp donde tiene compañeres de diversidad y disidencias.

Allí contactó con activistas de la diversidad sexual para acudir a la ayuda de gentes policiales. “Yo primero había llamado a la guardia de género de Hurlingham pero me decían que no podían hacer mucho, que solamente llame al 911 para pedir un móvil, y sin tantas esperanzas llamé y expliqué que fuí amenazada de muerte por ser una mujer trans y que por favor se ocupen de ayudarme porque mi vida estaba en peligro”.

Tras el llamado de Azul, acudió al lugar un móvil policial con dos agentes, un hombre y una mujer, quienes le tomaron los datos y llevaron a la comisaría quinta de Villa Club. “El oficial ayudante que estaba atendiendo me trató muy bien y me contaron que ya habían llamado activistas de la diversidad anteriormente”, confesó la joven.

En la comisaría se logró hacer la denuncia correspondiente pero el problema no se solucionó. Le informaron a Hidalgo que iban a custodiar la zona con móviles debido a que en esas calles no hay cámaras de seguridad municipales y tampoco se pudo identificar a los agresores ya que la víctima no los conoce pero sí supone que son de la misma cuadra. 

Una vez finalizado el trámite, Azul volvió a su casa en el patrullero “pero igual hay que estar en alerta. Me dijeron que desde la  guardia de género me habían llamado para hacerme la custodia policial dinámica por mí cuadra”.

Cabe destacar también que aunque la denuncia esté registrada en la comisaría mencionada, los sujetos siguen en libertad, amenazando a chicas como Azul que viven con miedo. “Hace más de 20 años atrás yo ya había vivido episodios de violencia tanto homodeantes como transodiantes. Hace cinco o cuatro años, unos chicos me habían agredido en la calle e intentaron golpearme”, confesó la vecina de Hurlingham.

La activista contó que tiene contacto con el Foro de géneros del distrito, del cual ya forma parte hace cuatro años, “Porque no tenemos ningún espacio de contención para este tipo de casos. También hemos trabajado y articulado un montón hasta que realizamos el primer Festival de la diversidad aquí en Villa Club ya que no había ninguna movida de la diversidad en el distrito y menos en el barrio, que la verdad es cerrado y conservador”.

Al respecto, detalló que el festival se realizó a modo de protesta debido a episodios que ella misma padeció en noviembre del 2017 y el último día de diciembre del mismo año. Como así también los crimenes mortales sucedidos dentro de la comunidad travesti trans que arrojan, según los últimos sondeos estadísticos, en 53 muertes y un desaparecido desde hace más de un año (Tehuel de la Torre). Además de la pérdida de Alejandra Ironici, activista LGTB asesinada hace pocos días en Santa Fé.

Azul no quiso dejar de nombrar a “compañeras en situación de prostitución en la localidad pilarense de Del Viso, en la Zona Roja donde fueron víctimas de maltrato por parte de las fuerzas policiales”, es por ello, que proximamente harán una manifestación frente a la comisaría de la localidad. Lo citado es en referencia al odio que justamente ella menciona y el rechazo sin razón aparente hacia la comunidad que solo busca vivir y hacer valer sus derechos.

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Este panorama desalentador es en el que viven miles de chicas que dan batalla todos los días y lamentablemente, muy pocas cuentan con la ayuda y contención que merecen ya que el Estado y municipios carecen de políticas públicas que permitan la transformación de estas realidades con el fin de acabar con las desigualdades. Hoy es Azul, mañana será otra joven, por eso repudiamos este tipo de accionar insultante hacia cualquier persona del colectivo trans y se espera que las autoridades finalmente actúen y hagan lo que les corresponde.