Tras el homicidio del colectivero Pablo Flores en Virrey del Pino en octubre del 2020, un fallo absolvió a los sospechosos, por lo que el crimen sigue impune y los asesinos están libres.
La noche del 1° de octubre de 2020, el colectivero Pablo Flores (37) fue asesinado a sangre fría y sin mediar palabra en la parada de colectivos ubicada en las calles Río Orinoco y Fernández, a la altura de la rotonda del barrio San Javier, de Virrey del Pino.

Allí fue cuando recibió cuatro balazos -tres en la cabeza y uno en el estómago-.
Tras una investigación, Oscar Ezequiel Vega, Néstor Fabián Marone y su hijo Adrián Alberto Marone, fueron detenidos e imputados por el delito de «homicidio calificado por el uso de arma de fuego, por ser cometido con el concurso premeditado de más de dos personas y con alevosía».
En la noche del crimen, Flores circulaba en una unidad que no solía ser la suya, porque cubría un recorrido distinto al habitual y en un horario inusual. Esa fue una de las razones que llevaron a la Justicia a determinar que fue la víctima equivocada de un ajuste de cuentas.
