Eliana Tabbia hubiese cumplido 35 años esta semana, pero “un juego de armas” de un ex soldado terminó con su vida en 2005. Nunca se hizo justicia.

El 29 de agosto del 2005, feriado por ser el día de Hurlingham, Eliana Tabbia (17) le pidió a su madre ir a visitar a su amiga Yamila, quien vive a la vuelta de su casa a las cuatro de la tarde. Las últimas palabras de Eli fueron: “Chau mami, a las seis vuelvo”. Eso, sin embargo, nunca ocurrió. Gabriela Lofeudo, su mamá, le contó todo a El Bonaerense.

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Su madre y sus tres hermanos la esperaban para ese horario, pero recibieron un llamado alarmante una hora antes. Del otro lado del teléfono estaba Walter Virga, papá de Yamila, que sólo dijo: “Andá al hospital de Haedo, que Eliana tuvo un accidente”.

“No sé si fue instinto de madre o qué pero yo le dije a mi hija (la que le sigue): "Cuidá a tus dos hermanas, porque Eli está muerta". Nunca supe por qué lo dije, pero así fue”, contó. Efectivamente, al llegar a la guardia, le dijeron que estaban atendiendo a una chica que estaba grave, y la abrazaron. “Ahí me di cuenta que tenía razón, que Eliana estaba muerta”.

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Desesperadamente Gabriela comenzó a preguntarle a Walter Virga qué era lo que había pasado. “No me contestaba y yo tampoco podía reaccionar. No creía lo que estaba pasando”, sostuvo con la voz quebrada. Y agregó: “Cuando fui a la casa a pedir explicaciones, me gritaban que estaba loca, sin dar respuesta”.

Ante la falta de respuestas, con lo que podía Gabriela comenzó a poner abogados que la ayudaran en el caso. Del otro lado, estaba Virga, un suboficial de la Fuerza Aérea, “con muchos más contactos”.

Un “juego” con armas desencadenó en un asesinato:

Eli fue a visitar a su amiga y este hombre, militar, domiciliado en Fores y Río Colorado, estaba limpiando las armas. “Cuando la vio entrar, para hacerle una broma, le pone una Magnum en la cabeza con tres balas. La policía me mostró el arma: Tenía dos balas, la otra estaba en la cabeza de mi hija”, relató la madre.

En un principio, la familia no se había hecho cargo de esto y había culpado a otra joven que se encontraba con Yamila y Eliana, de nombre Flavia, porque era menor. “Un buen tiempo después me encontré con ella, que se vio muy afectada por todo esto, y me dijo la verdad, que fue él”, reveló.

Más tarde Walter reconoció su autoría, diciendo que había sido una broma y que creyó que el arma estaba descargada, según recuerda Gabriela. “Si es militar el tipo, no puede no darse cuenta que el arma estaba cargada”, sostuvo.

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La bala entró y salió de la cabeza de Eliana, por lo que se dio una muerte cerebral en el momento. “Ellos, por las dudas, ya habían limpiado todo. Virga, de la base aérea de Morón, tenía muy claro que tenía que echarle la culpa a la menor”, sostuvo.

En la causa participaron dos abogados, puestos por el intendente Luis Acuña y Baby Etchecopar. Asimismo, el caso estuvo en la UFI 8 de Morón. “La fiscal fue una porquería, hasta su nombre se me borró, se llamaba Marcela. Me dijo cosas horribles”, dijo Gabriela.

Y agregó: “La peleé durante 10 años, hasta que decidí cremarla porque no aguantaba más que Eliana esté en el cementerio”.

Un caso que llegó hasta Néstor y Cristina Kirchner pero que terminó en la nada

Todos los abogados que Gabriela contrató después le dijeron lo mismo: “No se puede hacer nada”. Ella, no se rendía. “Terminé hablando hasta con Nestor Kirchner y su señora esposa. Lo único que logré con ellos fue que lo bajen del ejército, de la base aérea de Morón. O al menos eso me dijeron que harían, no sé qué pasó”, contó.

“Igualmente, al tipo por sacarlo del ejército lo indemnizaron supuestamente. Ahora tiene una casa de tres pisos y un auto 0 kilómetro. Yo la seguí peleando. Él nunca estuvo detenido ni demorado y la causa se cerró en homicidio culposo, o sea accidente”, agregó con indignación.

¿Cómo seguir después de eso?

“Él sigue viviendo a la vuelta de mi casa. Me ha hostigado en más de una ocasión. Pasaron 17 años de la muerte de Eli y yo tuve infinidad de enfermedades en todo este tiempo por esto”, contó.

“No entiendo por qué hizo lo que hizo, por qué manipuló armas frente a menores y por qué nadie de la familia se solidarizó. Yo en su lugar hubiese acompañado a la familia de la víctima. Hasta el día de hoy no logró hacer el duelo. Sigue siendo mi hija mayor”, finalizó.