El Bonaerense conversó con una trabajadora del lugar donde expuso y contó la realidad que padece todo el personal de salud de la institución.

Carolina Barriento (49), estudiante de enfermería y mucama de quirófano trabaja en la clínica Constituyentes de Morón hace 19 años pero hace cuatro que la realidad los maltrata. 

Leer: Cursos gratis en la UNLaM: ¿cómo anotarse?

“Estamos en una situación terrible, hace años venimos cobrando el sueldo en distintos tramos, sin tener fecha de cobro”, comenzó a contar la empleada. 

En esta línea, contó que hay personas que se encuentran en situaciones muy difíciles por la falta de dinero, tanto es así, que “hay gente que está al borde del desalojo”, situación que se agrava porque algunas son familias enteras donde no cobran salario, ni AUH. “Hay gente que no tiene para comer, ni para cargar la sube”, agregó Barriento.

Desde los tiempos más fuertes de la pandemia, la clínica, como muchos centros de salud, tuvieron que ponerle el pecho y trabajar el doble, los llamados héroes lo dieron todo pero en algunos casos no tuvieron el reconocimiento que se merecían. 

Leer: Tren Sarmiento: las alternativas de colectivos para los usuarios de zona oeste

“No cobrar mi sueldo en tiempo y forma y haber pasado estos tiempos de pandemia para nosotros fue terrible” sostuvo con tristeza la entrevistada. 

La estudiante de enfermería dijo que, en la desesperación, pensaron encadenarse en las puertas de la clínica, y además, comentó que una de las dueñas, Karina Piccinin, confesó que tienen deudas, pero los trabajadores saben que la falta de pagos no es solo con ellos, sino también con el banco, con distribuidores de los materiales para la clínica y hasta con los médicos.

Por su parte, la empresa privada desmiente en las audiencias  y asumen que está “todo en regla”, sin embargo, según el personal, ni siquiera hacen los aportes jubilatorios a pesar de que en el recibo de sueldo este descontado. 

“Nos deben el aguinaldo y horas extras del año pasado. En plena pandemia, no pudimos tomarnos vacaciones del año 2019”.

Al respecto, este miércoles y jueves hombres y mujeres realizaron un escrache en la obra social Vitas, correspondiente a los vecinos afectados, ya que además de no poseer sus sueldos como corresponde, “tenemos la obra social de sanidad suspendida por falta de pago. Somos 485 empleados y nos sucede a todos”, confesó Carolina.

Puertas cerradas

“El tercer piso de obstetricia y maternidad está cerrado desde enero porque no le pagaron a los profesionales. NEO también, las enfermeras tuvieron que ir a otros sectores para no ser despedidas”. En este sentido, Barriento contó que tienen miedo de quedarse en la calle.

A su vez se supo que algunos tomaron acciones judiciales, pero "no se sabe que pasará".

Los empleados exigen sus pagos, que deben desde antes de la pandemia. En este contexto, la mucama de quirófano apuntó “durante la pandemia fue horroroso. Nosotros tuvimos que ir  a trabajar con todos los cuidados, volver con miedo de contagiarnos, sin podernos tomarnos el día ni vacaciones. Ellos se llenaron los bolsillos porque les pagaban más por cada paciente con covid y estaba todo desbordado”.

Mientras la situación de los sueldos está paralizada, las cirugías están suspendidas, Carolina contó que incluso,  a veces no hay médicos de guardias. Hecho que se suma a los partos y cesáreas que no se realizan ya que el servicio está cerrado. 

Antecedentes

La empleada contó que todo comenzó hace años tras el caso del hermano de Piccinin, cuando "Toto Piccinin intentó matar de un escopetazo a la mujer y ahí se hizo público en los medios lo que estaba sucediendo en la clínica. Desde ahí, comenzaron a no abonar los sueldos, para pagar y que dejen de hablar del sujeto”.

Hasta el momento, los trabajadores esperan una pronta solución, exigen quieren respuestas y que les paguen lo que corresponde. Mientras tanto, seguirán manifestándose y reclamando sus derechos.