Son una tradicional organización solidaria marplatense que brinda ayuda a personas enfermas y sin familia, tanto de niños como de adultos.

Dentro de las tantas organizaciones que ayudan en Mar del Plata, una de ellas destaca por su elegancia y particular forma de identificación: las Damas Rosadas. Esta iniciativa nació en 1967 a través de una enfermera que decidió nuclear un grupo de voluntarias en el Hospital Materno Infantil (HIEMI), el principal referente de la salud infantil en la Costa Atlántica.

La organización prosperó y, tiempo después, sus "damas" decidieron prestar servicio en el Hospital Regional (HIGA), para ser una compañía y una ayuda de cientas de personas desvalidas o solas. "Lo principal es pedir donaciones para personas vulnerables del hospital. Es decir, gente sola, sin familia", cuenta María Ester, una de sus participantes más activas y que lleva ocho años en la obra. "También estoy en Cáritas, en la parroquia Cristo Rey. Ahí me dan la ropa para donar los martes y jueves. Yo la lavo en casa y después la distribuyo en el hospital", describe.

Enfermera jubilada, conoce muy bien el ambiente hospitalario. "Es un ambiente lindo, yo veo mucho compañerismo y solidaridad por parte de todos: empleados, médicos, enfermeros, siempre están prestos a darnos una mano", describe. Tuvo que vivir en carne propia la pérdida de un hijo por un accidente. "Los médicos hicieron todo lo humanamente posible pero no se pudo. Si Dios nos llama, es así", dice con mucha entereza. Y agrega que esta atención que tuvieron para con él fue el aliciente para dedicarse a la solidaridad en el hospital. Y eso la ayudó muchísimo.

Ya no quedan muchas damas activas en la ciudad. Algunas se han retirado por el paso del tiempo pero mandan donaciones cuando pueden. "Mirta y Raquel, dos referentes, van poco por temas de edad. Pero se encargan de mandar desde afuera pañales, jabón, lavandina", detalla María Ester. "Yo por ejemplo me encargo de repartir medicamentos a las enfermeras. Los recibo de Cáritas y después ellas se encargan de distribuirlo"; agrega.

El 2020, año que quedará grabado como uno de los peores de la historia, no detuvo la labor de María Ester, quien se las rebuscó para que la obra no cese. "Todo el 2020 pude ir en bicicleta y mandaba los bolsones de ropa en remís. De esa manera evitaba contagiarme. Además estaba vacunada y lo lógico era cuidarme y cuidar a los demás", relata con un gran entusiasmo. Una de las actividades que no pudo retomar por el covid fue alimentar a los pacientes. "Antes les dábamos de comer a los (pacientes) que no tenían familia. Hoy no se puede. Y digo hoy porque la pandemia no terminó, sigue habiendo casos"; advierte.

Curiosamente, las Damas Rosadas no suelen usar medios de comunicación para recibir donaciones, como podría ser un sitio web o redes sociales. "Directamente ya nos conocen y gestionamos todo automáticamente. Servicio social me informa qué está necesitando. Por ejemplo, ahora hacen falta artículos de higiene personal". Tampoco se han sumado nuevas voluntarias que tomen la posta. "No se suma la gente joven. Capaz que están un mes y se van. No a todos les gusta el ambiente hospitalario, Te diría que somos el mismo personal, las históricas", bromea María Ester.

¿Por qué los colores? Simplemente es identificación. Las Damas Lilas se abocan exclusivamente al Materno Infantil, mientras que las Rosadas asisten en ambos nosocomios. Lo cierto es que cuando se divisa una de ellas, se ven heroínas, personas que trabajan por darle una mejor calidad de vida a los enfermos y desvalidos. Como el caso de María Ester: "Lo hago con mucho amor y lo haré mientras pueda".