El hombre de origen colombiano indicó que los empleados duraban poco tiempo: pagaba $300 la hora en Pilar.

Carlos Bedoya, comerciante de origen colombiano, decidió cerrar el lavadero que tenía en la localidad de Pilar debido a que “nadie quería trabajar”. 

Al consultarle sobre el sueldo, Bedoya señaló que abonaba $3.000 diarios de lunes a sábado, lo que da un aproximado de 75 mil mensuales ($300 por hora). “No es poca plata, ya que a eso hay que sumarle la propina”, resaltó.

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El hombre, que en un principio tenía un taller, decidió abrir un nuevo local en la misma ubicación. Desde el 2017 cuenta con el recinto donde trabajaba con chapa y pintura. 

“El lavadero lo abrí y lo cerré varias veces, porque los muchachos que vienen trabajan unos días, algunas semanas, y se van”, contó el chapista. 

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El colombiano de 51 años resaltó que “no hay cultura del trabajo” y además agregó: “Hago el esfuerzo para enseñarles y no hay caso... No tengo más remedio que cerrarlo porque no puedo desatender el taller”.