La gata tiene casi 4 meses y está nuevamente en adopción. Quien la rescató cuenta su historia en exclusiva

Adoptar una mascota es una de las responsabilidades más grandes que un humano puede asumir. Hacer parte de la familia a un animal significa darle la mejor vida posible: comida, agua, atención veterinaria, una cama, un techo, collar, chapita y, sobre todo, no abandonarlo.

Lamentablemente, Katya, una gatita que está próxima a cumplir 4 meses, no tuvo esta suerte: la adoptaron pero a las tres semanas la devolvieron porque "lloraba mucho".

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Dominga González es la responsable de salvarle la vida a la gata y, en una charla exclusiva con El Bonaerense, cuenta los altibajos de la historia de Katya, su mamá y sus cuatro hermanitos. "Un día, una chica me escribe a Facebook para pedirme ayuda por una gata que abandonaron, ella no la podía tener por que sus perros matan gatos, entonces lo que hice fue pedir ayuda a una persona para darle tránsito", comienza contando Dominga.

Y agrega: "Poco después descubrimos que la gata estaba embarazada. Dejamos que tuviera a los bebés, fueron 5 pero uno falleció poco después de nacido".

Entre los cuatro gatitos restantes se encuentra Katya. "Lamentablemente, ella y sus hermanos siempre tuvieron problemas de salud pero los pudimos recuperar y, a sus 45 días, ya estaban listos para irse adoptados", recuerda la vecina de José C. Paz.

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Fue entonces cuando, a través de Facebook, un joven se comunicó con Dominga para adoptar a Katya. Luego de varias charlas, la gata se fue a su nuevo hogar pero, para sorpresa de todos, este final feliz duró tan solo tres semanas: la devolvieron.

"El chico me mandaba fotos y videos de la gatita todos los días, yo la veía que estaba bien pero, la semana pasada, recibí el mensaje de que la quería devolver porque Katya no se acostumbraba a las piedritas y que lloraba mucho", le contó Dominga a este medio.

Finalmente, la historia dio un giro inesperado: el verdadero motivo por el cual la devolvieron fue porque tenían miedo que su abuela le haga algo. "Me confesaron que no la devolvían por nada de lo que me dijeron. Lo que verdaderamente pasó es que la abuela del chico fue a vivir con ellos y que, como no le gustan los gatos, tenían miedo de que le hagan algo", recuerda.

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Katya está de nuevo en manos de Dominga, junto a su hermanita a la cual le dicen Negrita y a su mamá, ya castrada, a la que llaman Mamuchi. Las tres están en adopción esperando que alguien asuma la responsabilidad de hacerlas parte de su familia para siempre.

Sin embrago, Dominga quiere dejar en claro que ella no es rescatista. "Hago lo que puedo porque me gusta ayudar, lo que hago es buscar adopción para ellos con gente responsable, y me aseguro de que sean castrados, o si ya están en edades, yo misma los mando castrar. Siempre que doy en adopción a una mascota es con compromiso de castración, vacunas y, sin excepción, con seguimiento", dice la vecina.

También, Dominga le pidió a El Bonaerense destacar especialmente la importancia de castrar a las mascotas para evitar la sobrepoblación de cachorros abandonados en las calles y el sufrimiento de las perras o gatas que tienen cría sin parar.

"Si alguien quiere hacer parte de la familia a Katya, su hermana o su mamá, se pueden comunicar conmigo al 11 5471 9283", concluye Dominga.