Agustina y Mery, dos vecinas de Olivos, hablaron con El Bonaerense sobre su proyecto “Guardianes de Mariposas”.

Con el correr de los años comenzaron a verse cada vez menos mariposas, a tal punto que hoy día es muy difícil salir al patio de tu casa y encontrar una. Por ese motivo, Agustina García Pena y Mery Surmani, dos vecinas de Vicente López comenzaron con el proyecto Guardianes de Mariposas, que ya tiene una comunidad de 40.000 amantes de esta especie. Y ahora, ellas dialogaron con El Bonaerense.

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“La idea surgió con la pandemia, cuando comenzamos a pasar más tiempo en nuestras casas notamos que a nuestros jardines, ya preparados para recibir mariposas, venían muchas menos de lo que imaginábamos”, comenzaron contando. “Investigamos qué había detrás de eso: los pesticidas, desmalezar por el dengue, las fumigaciones indiscriminadas y la falta de plantas silvestres hospedadoras”, explicaron.

¿En qué consiste el proyecto? “Se trata de reproducir los espacios hospederos para que las mariposas puedan repoblar esta biodiversidad que hemos destruido con la intervención humana”, exclaman.

El surgimiento de Guardianes

¿Cómo una maestra jardinera y una comunicadora llegaron a esto? “Comenzamos a hacerlo en nuestras redes personales y allí la gente nos preguntaba cómo lo habíamos hecho. Así nació Guardianes, para facilitarle la tarea a la gente. Nosotros bajamos videos con mucha carga científica a un lenguaje más accesible para todos”, explicaron.

Ellas son las “paisajistas” del complejo de edificios donde viven y prepararon todo un corredor biológico. “Hasta el piso 12 tenemos actividad registrada de mariposas”, reveló Mery. “Ahora nos consultan mucho de municipios, escuelas y otros espacios”, agregó

En cuanto al sustento, Mery explicó: “tenemos productos que hacemos ligados a la actividad. Y con eso le dedicamos tiempo a las redes y a la ayuda para que la comunidad guardiana avance. Lo que más vendemos es el set inicial”.

El proceso y los cuidados de las mariposas

Para repoblar la especie, estas vecinas de Olivos colocan plantas hospederas, donde las mariposas dejan sus huevos, y plantas nectaríferas. “Así encuentran un espacio donde poder vivir. Como las mariposas son territoriales, si lográs ese espacio, las mariposas vuelven una y otra vez”, aseguraron.

Estas vecinas le dedican mucho tiempo a las mariposas, son la prioridad en sus vidas. “Todos los días revisamos las plantas y detectamos donde están los huevos. Luego miramos si hay nacimientos y solemos dejarlas unos días para que sea más seguro”, relataron.

“Si hay mal clima, las ponemos en una suerte de incubadora, donde se mantienen las hojas frescas para que las orugas puedan seguir su curso. Luego pasan al mariposario, el refugio donde criamos a las mariposas, alrededor del 50-60% de las camadas pasan a ese lugar. Otras se dejan que continúen su curso en la vida silvestre”, explicaron.

En estos mariposarios, es donde las mariposas se encuentran protegidas. “En el mariposario se convierten en crisálidas y cuando están listas para volar, se la libera y se la devuelve a la naturaleza”, comentaron.

Y finalizaron: “el proceso tarda alrededor de un mes en verano. Las monarcas viven entre 5 y 9 meses y cada hembra deja alrededor de 400 y 500 huevos”.

Resultados

Cumpliendo un año del comienzo del proyecto, las mujeres hicieron un balance de lo logrado. “Ya entregamos 1800 orugas en guarda, hemos liberado 800 mariposas de distintas especies. En dos jardines relativamente pequeños y un par de canteros, hemos logrado que más de 2000 mariposas se reproduzcan”, explicaron con orgullo.

Asimismo, lograron que más especies lleguen a sus jardines. “Monarca, espejito, cuatro ojos, vanesas, limoncito, limonera, borde de oro, enrolladora, hortensia. Todas esas especies están. Hemos visto más de 25 especies que ya no se veían tanto”, aseguraron.

Para el deleite de ellas y de toda la comunidad guardiana, básicamente las mariposas se convierten en una suerte de adornos para sus jardines. En ese sentido, contaron: “Las mariposas vuelven una y otra vez. Nos damos cuenta por alguna decoloración en sus alas, alguna lastimadura o algo particular. Son las mariposas que criamos acá”.

La concientización

Si hay algo que sin dudas aún falta en la gente, es la concientización sobre la importancia de las mariposas. “Es la segunda especie más polinizadora del planeta. Sin ellas las plantas no dan frutos y entramos en una cadena de eslabones que se van cortando, hasta que llegue a la propia vida”, comentó Mery.

Resultados en la comunidad y balance del proyecto

“La actividad se ha vuelto mucho más gratificante de lo que pensábamos al principio. Lo veíamos como un pasatiempo y tenía una cuota medio poético lo de disfrutar a las mariposas en nuestro jardín. Pero con el tiempo ha logrado un poder de visualización que nos supera y nos gratifica”, aseguraron.

Por último, finalizaron contando las experiencias de la gente: “Es una actividad que devuelve vida. Por ejemplo, gente que está atravesando enfermedades muy duras, al ver la metamorfosis de la mariposa, canalizan lo que les está pasando. Lo mismo con la gente que perdió a un ser querido: al ver la muerte de la crisálida y el nacimiento de la mariposa, descubren otra forma de vida”.