Tanto AySA como el municipio se pasan la pelota entre ellos y los vecinos se ven perjudicados. Uno de ellos habló con El Bonaerense.

Vecinos de San Miguel reclaman por calles rotas a causa de una obra “mal terminada” desde hace dos meses y siguen sin obtener respuestas satisfactorias de nadie. Ante esto, Aristóbulo Sanabria, uno de los denunciantes, habló con El Bonaerense y contó todos los detalles del caso.

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“AySA está rompiendo todas las calles de San Miguel por obras, pero el problema es que después no las tapa”, comenzó contando. Y explicó: “Hace dos meses estoy así y cada vez que llueve es todo un desastre. También se levanta una tierra impresionante. Por más que riegue ese sector, es imposible controlarlo, queda todo sucio”.

El problema que denuncia Sanabria ocurre muy cerca de la estación, a sólo nueve cuadras, camino hacia Bella Vista. Pese a ser un barrio céntrico, la municipalidad no da respuesta.

“Llamé para que me vengan a dar una solución y ni pelota. Fui a la municipalidad y me dijeron que vaya a AySA. Estoy como una pelota de tenis, voy y vengo de acá para allá pero nadie me da una solución”, explicó, con bronca por el poco control de la muni sobre la empresa.

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“La municipalidad se lava las manos todo el tiempo aunque AySA no dé respuesta. Y no sólo a mí, a ningún vecino escuchan”, agregó. Y pidió: “Alguien que tome conciencia. Algún dirigente que lo vea y que le exija a la empresa, porque si no hacen lo que quieren, total ellos cobran igual. Pero el vecino queda con la bronca y todo roto”.

Luego de la decena de reclamos que hizo, la empresa mandó un tractor, aunque, a juzgar por las imágenes, no hicieron un gran trabajo. “Fui a la empresa y me mandaron un tractorcito que me dejó todo a medias”, expresó Sanabria.

Además, sostuvo: “El tractor pasó, después de dos meses, pero igual dejó todo el barro de los costados. Los autos pasan constantemente y ensucian todo”.

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El caso de este vecino es todavía más complejo que el del resto. “La desgracia mía encima es que tengo una pendiente que baja y justo donde estoy se hace como un descanso. Toda la mugre y el agua termina en la puerta de mi casa”, aseguró.

Asimismo, sostuvo: “Yo tengo una pierna ortopédica, esto me sobrepasa. Me llega a pasar algo y ¿quién me da el dinero que me sale? Hacen lo que quieren porque nadie controla”.

De todos modos, así como él, muchos vecinos de la zona reclaman. “Queríamos hacerlo público para que alguien en algún momento tome alguna medida en el asunto. Somos un barrio de gente grande, que no puede salir con una pala a intentar arreglar el problema que nos dejaron”, finalizó.