Actualmente la oriunda de San Isidro combina sus dos pasiones y sus diseños ya llegaron a comercializarse en Europa. En diálogo con El Bonaerense, contó todos los detalles.

La psicología es, entre otras cosas, la ciencia que estudia los procesos mentales de las personas. El arte, por su parte, es la actividad en la que se recrea un aspecto del sentimiento con formas bellas. Como sus definiciones lo indican, tienen algunos puntos en común. Tal vez por eso Paz Grego, una vecina de San Isidro, logró combinar esas dos disciplinas con una inmensa pasión.

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Su pasión por el arte y la pintura surgió desde la maternidad. “Fui mamá hace tres años y me empecé a encontrar con momentos de mucha soledad y silencio. Por eso comencé con la pintura, sobre todo con acuarela”, comenzó contando.

En ese camino se encontró con una revelación familiar que desconocía: sus cuatro abuelos pintaban. “Fueron grandes artistas. Mi tatarabuelo ilustraba las revistas Caras y Caretas. Me di cuenta que estaba en la sangre”, agregó.

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“A partir de la pandemia me permití pintar mi primera pared, en el cuarto de mi nena justamente. En la medida que empecé a pintar, la alegría comenzó a crecer por metro cuadrado, ja”, sostuvo. Y profundizó: “Me encontré con una alegría que no había vivido jamás: la de ser muralista”.

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Fue tan bueno ese primer mural que rápidamente tuvo buena aceptación por parte de conocidos y desconocidos. “Lo subí a Instagram y tuvo una repercusión enorme. Me preguntaban cuánto salía ese trabajo y demás. Y me di cuenta que era algo distinto que me daba mucho placer”, reveló.

De una pared, a Europa... “Seguí con la galería de mis padres y, al subir las imágenes a las redes, me contactó un hombre de Barcelona (España) para preguntarme si quería vender mis empapelados allá. Y así se comenzaron a vender en Europa, una locura”, agregó.

Gracias a ese trabajo, Paz comenzó a diseñar en hojas "A4" y a vivir de la pintura además de su psicoanálisis. Asimismo, a nivel nacional trabaja con una empresa que revende sus cuadros. Además, claro, realiza murales.

Su estilo, como muchos otros artistas, no surgió desde los estudios. “En los primeros tiempos ya encontré un estilo desde lo botánico y lo abstracto, sin saberlo”, explicó. Y profundizó: “En lo abstracto, lo hago con el acrílico, con las manchas y, por otro lado, la beta botánica que me encanta”.

Por otro lado, Paz se refirió a la convivencia del arte con el psicoanálisis. “Creo que el psicoanálisis también es un arte que requiere de mucha creatividad y la búsqueda de las formas. Si bien disfruto de lo que elegí, yo me daba cuenta que me costaba hacer siempre lo mismo”, comenzó contando.

Y sostuvo: “Encontré un equilibrio entre el consultorio y la libertad del arte mismo. Lo complemento de una forma que disfruto y me hace bien. Lunes, martes y miércoles soy psicoanalista y los jueves y viernes muralista, jaja”.

Desde ese pequeño mural en una pared de la habitación de su nena, ahora Paz llegó a hacer obras gigantes para distintos clientes. “Me tocó hacer un mural de ocho metros por tres metros, con técnica de puntillismo. Fue el desafío más grande pero en tres días lo terminamos con mi compañera. Me resultó increíble hacerlo”, contó.

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“Lo que me moviliza es que haya desafíos, que sean cosas distintas. Lo mismo con temáticas que nunca hice antes y me piden. Me gusta buscar las alternativas y poder llegar a hacerlas. En el barrio hicimos La Casita Literaria y la pintamos, buscando todo lo que eso quería transmitir, que es lo que más me gusta hacer”, finalizó.