El coleccionista y artista, Adrian Nash, replica en un diorama de más de tres metros de largo, distintas situaciones y escenarios típicos del conurbano bonaerense.

Tiene 30 años, es oriundo de El Palomar, y dio vida a una impresionante obra de arte que captura la esencia de la vida cotidiana de los bonaerenses. Ésta nació en 2019 a raíz de un concurso de coleccionistas, el cual tenía como consigna la realización de una obra inspirada en los barrios de Buenos Aires.

Adrián rompió con lo establecido y decidió ir por más: “¿por qué no hacer algo distinto?, me dije, y  en vez de hacer un barrio de la capital federal, decidí hacer el conurbano”, explicó a El Bonaerense. El diorama que comenzó como un módulo de 60 centímetros, actualmente cuenta con cinco y llega a medir más de tres metros de largo. 

La observación fue una parte fundamental en el proceso de creación, ya que la maqueta copia a la perfección las calles, los autos, los comercios, las comisarías y las personas que la habitan día a día. Su corta profesión como remisero lo ayudó a recorrer cada rincón de la provincia y a verla de otra forma.

“Me veo muy representado en la obra. Refleja los matices y las representaciones del conurbano, las cuales son situaciones que viví, como por ejemplo, estar con mis amigos tomando una birra en la esquina y presenciar una persecución policial, ver gente hablando por el celular, comiendo o esperando el colectivo”, detalló Adrián. 

La maqueta se inspira en una mezcla de distintos barrios de Buenos Aires. Por ejemplo, la comercialidad de Palomar y los cambios recientes en San Justo se encuentran representados en la obra, combinando elementos arquitectónicos para crear una experiencia visual única.

Desde una temprana edad, Adrián demostró tener habilidades artísticas y una gran pasión por las manualidades. A los 4 o 5 años, comenzó a crear réplicas de juguetes utilizando plastilina, alimentando su imaginación y creatividad.

“Comencé de chico con un talento innato. Si bien éste me lo quisieron cortar o anular en un primer momento, el talento siguió avanzando y no me dejó en ningún momento de mi vida”, relató. A medida que crecía, su talento evolucionaba, y se encontró representando la vida en el conurbano a través de su trabajo artístico.

Para el diorama, que permanentemente se encuentra en expansión, el autor reutiliza materiales encontrados en la calle para construir diversos elementos que se camuflan en la escena. 

El proceso de creación de la obra no fue fácil ni lineal. Adrián invirtió gran cantidad de tiempo y esfuerzo en el proyecto, equilibrando su pasión por el arte con otras responsabilidades y la necesidad de sobrevivir económicamente.

Adrián se define en tres palabras como autodidacta, coleccionista, y artista. Para subsistir en la actualidad, hace de todo un poco: pinta figuras en 3D de todo tipo y color, arma vehículos como camiones, autos, helicópteros, hasta tanques de guerra. 

“No tengo un sueldo fijo y tampoco tengo horarios, por lo que a veces me encuentro trabajando un día de corrido casi sin parar”, expuso. Si bien dijo que esta modalidad de trabajo le pasa factura con la salud, trata de hacerlo como una forma de vida que lo ayuda a salir adelante.

Por último dijo que su trabajo sigue en expansión y crecimiento ya que piensa representar la mayor cantidad de historias conurbanas posibles en el diorama

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