20/09/2022
Mientras los clubes se preparan para una nueva edición de la Liga Nacional de Básquet (LNB), al mismo tiempo se refuerzan de cara a la pretemporada y el inicio de la competencia. En el caso de Peñarol de Mar del Plata, los hinchas volvieron a aumentar sus expectativas tras la buena campaña en el último torneo. Y destacó la vuelta de un jugador de la casa: Pablo Alderete, marplatense que comenzó su carrera profesional en el club Milrrayitas y que hoy vuelve para ayudar al equipo a volver a sus años dorados.
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Pablo actualmente tiene 29 años y prácticamente su vida giró en torno al básquet. "Yo jugaba al fútbol de chico y dejé de jugar un año. Un día invitaron a mi hermano a jugar al básquet, y yo como hermano menor lo seguí. Con el tiempo me fue gustando, yo seguí y llegué hasta el día de hoy a ser jugador profesional", explica el ala-pivot que, siendo un juvenil, se sumó al plantel de Peñarol en su época más gloriosa.
Pablo tuvo el privilegio de presenciar en primera persona los mejores años del club marplatense, donde fue amo y señor del deporte. Tres títulos de Liga consecutivos (2010-11-12), una Copa Argentina (2010), dos Súper 8 (2009-11), una Liga de las Américas (2010) y dos Interligas (2010, 2012). A pesar de haber disputado muy pocos partidos, recuerda con mucha alegría esos entrenamientos con tantos jugadores consagrados. "No tenía mucha participación jugando. Era muy difícil entrar a ese equipo, en mi posición estaban Alejandro Diez, Leo Gutiérrez o algún extranjero. Se complicaba entrar en la rotación", explica.
"Yo jugaba al básquet en Instituto Albert Einstein (IAE), un equipo local. A los 17 Peñarol me compra el pase y empecé a compartir equipo con Leo Gutiérrez, Martín Leiva, Marcos Mata en el año del tricampeonato". En busca de mayor continuidad, Pablo decidió ir a jugar el Torneo Federal en 2012 en Santa Fe en busca de continuidad. Y explica que allí vivió una transición todavía más grande: "Ahí descubrí la verdadera vida del deportista profesional, yéndome de mi casa, ganando mi propia plata, viviendo con otro compañero. Me fue gustando esa vida, así que a partir de ahí hice un clic y decidí dedicarme a esto".
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Tras el ciclo exitoso, llegaron algunos años grises para Peñarol. Incluso peleó por no descender. En la última temporada, el conjunto de la Feliz hizo una meritoria campaña en fase regular y alcanzó los cuartos de final en el torneo que se adjudicó Instituto de Córdoba. "El club se hizo un nombre en la Liga Nacional después del tricampeonato. Lamentablemente no pudo seguir por ese camino, además de que aparecieron otros clubes con mayor poderío económico", analiza Pablo. Y hace un balance positivo sobre la última temporada del Milrrayitas: "Armaron una base muy buena con Valinotti, Monacchi, Sansimoni. Más los que se fueron integrando lograron terminar entre los cuatro primeros. Ahora aspiramos a mejorar ese torneo".
Antes de volver a su Mar del Plata natal, Pablo tuvo una experiencia breve pero muy destacada en Ecuador, donde fue campeón y MVP con Punto Rojo LR. "Fabricio Salas, entrenador argentino, me conocía y a través de Martín Trelles (ex compañero) me llamó. Me parecía muy bueno económicamente y también seguir en movimiento para el equipo que me contratara para una pretemporada. Fue una experiencia muy linda". Pablo aclara que la LEB (Liga Ecuatoriana de Baloncesto) todavía está lejos del nivel de Argentina y Brasil, pero creciendo de manera sostenida. Y Punto Rojo tendrá el desafío de disputar la Liga Sudamericana, un evento donde compiten los mejores clubes de la región.
¿Por qué la decisión de volver? Para Pablo hubo dos cuestiones fundamentales: la nueva oportunidad deportiva en el club donde debutó y volver a la ciudad donde nació. "Me motivó volver a mi ciudad y a un club donde la pasé muy bien. También porque Peñarol es una vidriera para jóvenes y experimentados. Si tenés un buen año es un trampolín para tu carrera. Y estoy contento por asumir este desafío", relata. A pesar de tener solo 29 años, llega como referente a un plantel de varios juveniles que van con todo a superar lo hecho el último certamen.
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"A corto plazo quiero acomodarme con Peñarol en la Liga Nacional y ganar un campeonato. Y seguir vinculado al básquet, por ahí hacer un curso de entrenador y poder ser técnico", proyecta Pablo, quien vuelve después de muchos años a sus pagos, a su ciudad, al club que lo reclutó como profesional para llevar a su equipo a la gloria. Como en su etapa de juvenil, ahora con un rol preponderante.
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