Actor, productor y director, comenzó desde muy joven en el teatro de revistas. Su espectáculo Transfrappé lleva 27 temporadas consecutivas en la ciudad.

Con una extensa carrera de 37 años en el teatro, la compañía de Marcelo Mariani ya es un clásico de los veranos marplatenses. Con Transfrappé, fue marcando el rumbo dentro del espectáculo del transformismo. Y, siendo teatro independiente, es todo un ejemplo de vigencia, con 27 temporadas consecutivas en la ciudad y varias nominaciones y premios.

Marcelo tuvo desde pequeño esa vocación artística: "Siempre me gustó, de chico hacía cosas como teatro de títeres", comienza relatando a El Bonaerense. Y recuerda su debut en un escenario, en Carlos Paz y con un elenco consagrado de actores: "Fue en diciembre de 1985, hace ya 37 años. Arranqué con un espectáculo llamado "Contrastes en la revista" junto a Marcos Zucker, Don Pelele, Juan Verdaguer, Vicente Rubino, Patricia Dal, Noemí Alan". Y agrega que "teniendo 20 años debuté con esos monstruos de la revista".

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A medida que siguió su aventura en el teatro, Marcelo se fue posicionando en Mar del Plata, ciudad referente del espectáculo veraniego. "Actualmente estamos haciendo tres espectáculos distintos: Transfrappé; Grandioses, diariamente; El Señor Show y Empoderadas, que van alternando los días". Estos dos últimos tienen un valor especial para Marcelo. "El Señor Show es el espectáculo que siempre quise hacer y Empoderadas es un homenaje a la mujer, que hoy tiene mucho empoderamiento en la vida", describe.

Sin dudas Transfrappé es el buque insignia de la obra de Mariani. La obra lleva 27 temporadas consecutivas en Mar del Plata y fue nominada 14 veces a los premios Estrella de Mar, galardón otorgado por autoridades de la ciudad. "Lo ganamos dos veces, en 2008 como Mejor Espectáculo de Variedades y en 2020 en la nueva categoría de Transformismo". Además, batió un récord histórico del teatro nacional, al llevar la obra 17 temporadas a un mismo teatro, en este caso el Santa Fe, algo destacable para un trabajo hecho a pulmón como lo es el teatro independiente.

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La obra arrancó en Carlos Paz bajo el nombre de "Arsénico", aunque la experiencia inicial fue bastante complicada para la compañía. "Nos estafó el director y tuvimos que pedir plata para tomar un micro y venir a Buenos Aires", recuerda. Después, al momento de rebautizar su show, tuvo dificultades: "Le puse Champagne y me lo sacaron porque estaba registrado, lo mismo con Champagne Frappé", agrega. Finalmente, tuvo su nombre definitivo, el cual cada año tiene un subtítulo, como "Delivery de Risas" o "Destello de Humor".

Sobre la ardua tarea de realizar teatro independiente, Marcelo comparte que "nosotros no somos famosos ni mediáticos, somos laburantes. Llegamos al teatro a las 17, 19.30 volanteamos en Rivadavia y Santa Fe y vienen directamente a sacar entrada". Asimismo, se lamenta del poco reconocimiento que se le da a este tipo de obras: No nos dan bolilla, cada vez que ganamos un premio o nos nominaron, jamás se ocuparon de nosotros. Y a mí el quilombo no me gusta, no vende ni me interesa", reflexiona sobre los chimentos en el espectáculo.

Sobre el equipo de Transfrappé, Marcelo detalla que cuenta con 10 artistas sobre el escenario, un coreógrafo, asistentes de vestuario, sonidistas e iluminadores. "Hay mucho trabajo detrás"; reflexiona. Incluso él se encarga de estar en todos los detalles "Yo dirijo, produzco, actúo, me falta barrer el teatro y hago todo", bromea. Durante el resto del año, el espectáculo se traslada a Termas de Río Hondo en la temporada de invierno y luego a calle Corrientes, en Buenos Aires, cuando se puede. "Nos va muy bien, incluso mejor que las obras comerciales. Es una lástima que en este país no se valore al teatro independiente ni a la inversión", opina.

Sobre los planes a futuro, Marcelo desea continuar con el éxito de Transfrappé, una obra reconocida y pionera en el arte del transformismo. "Fuimos pioneros en el rubro. Hoy veo obras de este tipo en Villa Gesell y el Partido de la Costa y me alegra mucho, hemos marcado un legado", expresa con orgullo. Y sostiene que desea mantener esta línea porque "los éxitos no se cambian", afirma. Y, claro está, seguir haciendo espectáculo en Mar del Plata. "He venido desde los cinco años y es mi lugar en el mundo", concluye.