Se dedicó toda su vida a la venta ambulante. A pesar de batallar contra un cáncer, no claudicó en su deseo de crecer.

Cada vez más son las personas que deciden buscar un bienestar personal y económico y se largan a emprender. A mayor o menor escala, los emprendedores deciden crear y comercializar un producto o servicio que les permita sustentarse. Y, a pesar del entusiasmo que genera esta actividad, las cosas no siempre son fáciles y hay miles de obstáculos en el camino.

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Hay casos como los de Loana, una joven marplatense que, ante la falta de oportunidades laborales, decidió largarse a hacer su propio emprendimiento, aunque el camino no fue fácil debido a un problema de salud. "Yo hago colitas con moños de diferentes motivos. Lo empecé en mayo del año pasado. Después, en enero me descubrieron un cáncer en el cuello del útero", comienza explicando. A pesar de que tenía por delante una fuerte lucha contra la enfermedad, no claudicó en su deseo de emprender. "Te imaginás que la pasé re mal y lo había dejado, pero después me ayudo muchísimo para mantenerme con la cabeza ocupada y en mayo de este año lo retomé con todo", agrega.

Loana trabajó desde siempre en la venta ambulante. Desde pequeña, ella acompañaba a su papá a la entrada del Hospital Regional para vender ropa deportiva. "Él después se enfermó y mi hermana y yo seguimos con las ventas". Actualmente, y mientras continúa con su recuperación, Loana alterna en la venta con su hermana en la entrada al nosocomio. Y repasa otras actividades que hizo: "He hecho pinturas, cuadritos y todo lo que podía lo hacía y vendía. Ahora me dedico de lleno a los moños, haciendo todo desde cero".

Madre de tres hijos, Loana prioriza siempre el bienestar de las criaturas. Por esta razón, a veces se le complica conseguir los insumos para fabricar las colitas. También aporta en su casa su marido, quien trabaja como changarín en el puerto local. Si bien recibe la asignación universal por sus hijos (la AUH), Loana y su marido no disponen de otra entrada fija. "Nunca tuve la chance de acceder a un crédito, ni siquiera me otorgaron un subsidio por ser paciente oncológica", se lamenta.

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Otro detalle de su emprendimiento, es que todo lo que Loana realiza es netamente a pulmón y artesanal. "Uso un cartón de moldes, hilo, aguja y una pistolita para pegar. Más adelante me gustaría comprar los aparatos para poder fabricar más", indica. Además de vender sus productos en la entrada del Regional, como cuando acompañaba a su padre, los fines de semana va con su hermana a la feria del Barrio Belgrano para sumar algún ingreso más . "No hay mucho de lo que sea artesanía, por lo general se vende ropa nueva y cosas usadas", explica Loana, quien reside en el barrio Bosque Grande, cerca de allí.

Afortunadamente, su estado de salud viene en mejoría y de a poco va recuperando independencia y rehaciendo su rutina. "Empecé la quimio y los rayos el 20 de abril, terminé el 1 de junio y en agosto me hicieron un tratamiento de braquiterapia (un tipo de terapia con rayos). Estuve 4 días internada", relata. Y agrega que "gracias a Dios todo está avanzando muy bien, me puedo mover, andar en colectivo y me manejo". Quizás lo que más lamenta es que nunca tuvo la oportunidad de acceder a un empleo formal. "Sé que es difícil, porque hasta teniendo experiencia se complica conseguir trabajo", reflexiona. No obstante, sigue firme con su emprendimiento y buscando crecer a pesar de todas las dificultades.