En 2016 asesinó a Micaela Ortega tras engañarla mediante grooming. Cumple condena en la cárcel de Florencio Varela.

Jonathan Luna, el femicida que en 2016 asesinó a la menor Micaela Ortega, aseguró ante la Justicia que cambió de género y solicitó su traslado a una cárcel de mujeres, además de reclamar que le devuelvan su celular porque "la está pasando mal" en el penal de Florencio Varela.

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Según informaron fuentes judiciales, el femicida desde hace un tiempo viene presentando escritos formales alegando que se percibe como mujer y que su nueva identidad es Yoana. De esta manera, los abogados de Luna confirmaron que intentarán sostener frente a la Justicia que el crimen cometido no fue un femicidio sino un homicidio simple por haber sido perpetrado por una mujer.

Al enterarse de esta situación, la mamá de Micaela, Mónica Cid, aseguró al portal bahiense lanueva.com que "esto es un informe de agosto pero, como particular damnificada y víctima de esta situación, nunca fui notificada". Agregó además que "Lo que no voy a permitir es que lo pongan en un pabellón de mujeres, porque es un asesino de mujeres, eso quiere que quede claro, así lleve mi vida. Terminó con la vida de mi hija, pero va a ser la última vida que se lleve puesta. Eso no va a pasar. Tiene odio hacia las mujeres, está comprobado con las pericias que se le hicieron en Bahía Blanca, las psicológicas y psiquiátricas, él desprecia al género femenino".

El hecho ocurrió en 2016, cuando Micaela Ortega, de 12 años de edad, fue hallada muerta el 28 de mayo en un descampado. Tras una exhaustiva investigación, se comprobó que Jonathan Luna había engañado a la menor mediante las redes sociales haciéndose pasar por otra menor y habían sido vistos a través de las cámaras de seguridad. Cuando cometió el femicidio de la joven, Luna estaba prófugo tras escaparse de la cárcel en 2014 durante una salida transitoria donde cumplía una condena por robo calificado en la provincia de Río Negro.

Por el hecho fue condenado a perpetua en octubre de 2017 en el marco de lo que fue el primer caso de grooming que terminó con un crimen.