Funciona en Plaza Rocha. Allí se pueden encontrar todo tipo de antigüedades, desde libros hasta cuadros.

Las ferias de antigüedades tienen un encanto especial. Emplazadas en las grandes ciudades, siempre llaman la atención con sus objetos. Son puntos frecuentados por coleccionistas y curiosos, para encontrar algo que les recuerde viejos tiempos o para descubrir algo nuevo. En Mar del Plata, más precisamente en la Plaza Rocha, está emplazado el Mercado de Pulgas, un paseo pintoresco de los fines de semana locales.

Comenzó a funcionar en febrero de 1996, sobre la calle 20 de Septiembre, entre Luro y San Martín. La idea era replicar las ferias de antigüedades como, por ejemplo, las que funcionan en calle Defensa, en el barrio porteño de San Telmo. Precisamente, en el reglamento se estableció que "la mercadería debe ser usada y tener cierta antigüedad". Es decir, que no se permite la venta de ropa, plantas o productos alimenticios. En un principio fueron 14 feriantes los primeros en establecerse en la plaza. Hoy rondan los 60.

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La cita siempre es de viernes a domingo y, en caso de algunos, los feriados. Allí se puede encontrar de todo: desde libros y discos hasta mobiliario e indumentaria antigua. "En mi caso llevo más de 20 años con la venta de libros y revistas. Tengo un local en el centro, pero la gente se prende mucho más acá en la plaza", manifiesta Charly, uno de los "históricos" de la feria. "Tengo lo que tiene que ver con la literatura clásica, un montón de ediciones. Pero también colecciones de Clarín, de revistas El Gráfico, manuales de colegio de los viejos sistemas. Siempre viene algún coleccionista, pero mayormente son curiosos", agrega.

Nicolás, por su parte, tiene bastante material más afín al coleccionismo infantil. "Muñecos, historietas, figuritas, algunos juguetes y discos y cassettes", enumera. "Uno piensa enseguida que lo que se vende es para los chicos, pero es todo lo contrario. Vienen muchos nostálgicos que quieren revivir su juventud. Por ejemplo, me ha tocado vender libros de Nippur de Lagash y El Tony a personas de más de 50, que les encanta volver a leer esas historietas de cuando eran chicos", explica. No obstante, algunos jovencitos muestran interés por las antigüedades. "No son muchos, pero algunos ven esas cosas en la casa de sus padres y abuelos y quedan fascinados", agrega.

Otro vendedor que lleva mucho tiempo en el Mercado de Pulgas es Pablo, quien posee un interesante stock de los viejos discos Long Play "Hace unos diez años que estoy acá. Empecé vendiendo libros, hasta que un día traje algunos discos de mi colección personal. Vi que tuvieron mucha aceptación y me dediqué de lleno a eso", explica con entusiasmo. Y agrega que gracias a los clientes aprendió mucho más. "Los coleccionistas de discos son muy exigentes. Yo aprendí un montón sobre otros géneros más allá del rock, que es lo que más me gusta", explica. Otro aspecto que destaca Pablo es que, a diferencia de otras ciudades, los precios de la feria marplatense son bastante accesibles porque se maneja todo en pesos. Y hay ofertas para todos, desde el que se lleva un libro por casualidad hasta el que consigue una pieza histórica de una colección antigua.

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Respecto a la pandemia, los vendedores coinciden en que "mermó el volumen de ventas". Pero los clientes habituales siguieron en contacto y además aprovecharon a fondo Internet para promover sus productos. "En lo personal tuve muy buena acogida con Marketplace. Por suerte seguí vendiendo, no tanto como en la plaza. Pero creo que fue un buen balance", relata Charly. De hecho, recién en la primavera del año pasado los puestos volvieron al aire libre. "Se extrañaba, la plaza es nuestro segundo hogar", expresa. Un lugar clásico que se convirtió en un símbolo de Mar del Plata.