Aprendió ballet desde muy temprana edad y hoy a sus 18 años forma parte de la escuela de varones del Teatro Colón. Conocé su historia
Desde que Ían Yañez, vecino de Bahía Blanca, vio un programa infantil que presentaba al ballet cuando tenía 3 años, se enamoró de la danza. Hoy a sus 18 años forma parte de la escuela de varones del Teatro Colón
“Empecé de muy chico, haciendo tap, pero siempre quise bailar ballet. Un día en un programa de la tele mostraron ballet y vi que aparecía un varón y yo también quise hacer eso”, cuenta Ían en charla con El Bonaerense.
En su momento aspiraba a bailar en el Teatro Colón y entrar a la escuela del teatro ubicado en pleno centro porteño. Finalmente, pudo conseguir cumplir ese sueño y entró a la escuela de varones. “Ahí me di cuenta que tenía que aspirar más alto. Mi más grande meta es llegar a ser primer bailarín de una compañía y ser un representante de nuestro país en el extranjero”

El ballet no es sólo cosa de mujeres: la lucha contra los prejuicios
Para Ían, poder estudiar y seguir su sueño no fue nada fácil. “Es una carrera en la que hay mayoría de mujeres, pero yo siempre tuve ideas muy claras y nunca dejé de hacer lo que me gustaba”, cuenta.
También tuvo que enfrentar prejuicios sociales de todo tipo. “Fui apartado incluso en el ambiente del ballet, porque era hombre me dejaban sentado, porque les daban clases a las chicas”, explica Ían.
“También fui insultado en el ámbito escolar y menospreciado en el ballet por mi genero por no ser chica y fue muy difícil el que siempre me comparen con mis compañeras porque no era sana la comparación, no incitaba a mejorar, sino que me ponía muy triste”, agrega.

Su profesión también hizo que la gente a su alrededor generara prejuicios sobre su sexualidad y usándolo también como motivo de burla. “Socialmente se asociaba mi profesión con mi sexualidad porque normalmente los bailarines ‘tienen otra orientación sexual’. Se burlaban de mi por eso, aunque yo no tuviera esa orientación, me golpeaban me molestaban decían que lo que yo hacía estaba mal y no llegaría a ningún lado”, detalla Yañez.
¿Cómo es ser un bailarín de ballet?
Ían cuenta que sus entrenamientos son bastante exhaustivos y muy exigentes. “Por una parte, trabajo en la clase de ballet la parte técnica con un maestro. Después esta la clase de partener que es bailar junto a una compañera, y, por último, está el complemento del acondicionamiento físico, entrenar de cuerpo completo en el gimnasio”, explica.
El joven entrena de lunes a sábados y toma tres o cuatro clases al día. “La mayor cantidad de horas que he entrenado 3 horas y media en clases privadas. Normalmente como mínimo tengo 1 hora de clase”, cuenta el bailarín.
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“Uno va a clase a trabajar, es lo que uno ama y todos nos concentramos, no se puede realizar a forma de hobbie, es una carrera muy profesional y sacrificada”, afirma el joven
El rol del hombre en el ballet
Sobre la comunidad masculina de ballet, Ían cuenta que todos son muy solidarios. “Al haber tan pocos por ciudad generalmente somos uno sólo”, cuenta.
Y agrega: “Si bien lo he hablado con compañeros bailarines, cada quien tiene su grupo de amigos personal, pero no encuentra un circulo con el que compartir el ballet que no sean chicas. Cuando llegue a capital encontras a otras personas que comparten lo mismo que vos, encontras un circulo que te comprende. Los varones que he todos han hecho mucho sacrificio para estar donde están hoy en día”
Su referente principal cuando era niño era Hernán Piquín. “Luego conocí historias de otros bailarines que me conmovieron mucho y me han motivado e inspirado un montón”, cuenta.

Sin embargo, señala como su mayor inspiración a su propio maestro Boris. “Es alguien a quien respeto y admiro mucho y lo tengo de referencia en todo momento no solo como bailarín sino como persona. Me ha comprendido y resguardado, actualmente es mi mayor referente”, explica.
Ián dice que no se arrepiente de ser bailarín. “Sacrifiqué mucho, pero al momento de bailar en lo único que pienso es que soy libre y puedo lograr cualquier cosa”, reflexiona.
1 comentario
La sociedad tiene en general una odiosa fue discriminación hacia los bailarines, pero que está exista dentro del mismo ambiente me parece horroroso. Que los propios docentes te discriminen!!! de terror.
Recomiendo para aquellos que no tienen idea del entrenamiento de un bailarín busquen en YouTube el documental sobre admisión y entrenamiento de la escuela de varones del BOLSHOI de Moscú.