Tiene 12 años, es de Banfield y ayuda a las mariposas de su barrio

Muriel Fernández Danyluk es una nena de 12 años de Banfield, Lomas de Zamora, quien decidió hacer algo por el medio ambiente al crear un refugio para mariposas monarca en su propio jardín. Desde que tenía 8 años, su amor por la naturaleza la impulsó a investigar cómo ayudar a estas coloridas mariposas, cuya población disminuyó considerablemente. El Bonaerense charló con ella y le contó sobre el proyecto que comparte en sus redes sociales.

"Uno de mis sueños es ayudar a salvar a una especie en peligro de extinción", cuenta Muriel. Descubrió que en otras épocas la ciudad estaba llena de mariposas y quiso verlo con sus propios ojos. "Quería saber cómo era vivir saliendo al jardín y viendo cientos de mariposas volando a mi alrededor, pero me di cuenta que esa fantasía no se iba a cumplir si no hacía nada al respecto".

Desde que tenía 8, su amor por la naturaleza la impulsó a investigar cómo ayudar a las mariposas monarcas, cuya población disminuyó considerablemente.

Con el apoyo de su madre y asesorada por Tamara, la dueña del vivero Los Tilos, Muriel decidió iniciar su proyecto plantando asclepias, una planta esencial para las mariposas monarca. "Las orugas de las monarcas se alimentan exclusivamente de asclepias durante su etapa de crecimiento", explicó. Al poco tiempo de haber plantado estas especies, una monarca depositó sus huevos en su jardín. "Ver eso fue uno de los momentos más felices", recuerda Muriel. "Esa felicidad aumentó cuando las primeras oruguitas emergieron y se comieron su cascarón".

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Muriel no solo se dedica a cuidar a las orugas, sino también a documentar su crecimiento hasta que se convierten en crisálidas y, finalmente, en mariposas. Decidió compartir su experiencia a través de redes sociales, especialmente en Instagram, @Lasmariposasdemuriel, para difundir su trabajo y animar a otros a sumarse al cuidado de estas mariposas. "La idea de hacer un Instagram surgió casualmente, pero me pareció la forma más fácil para llegar a más personas".

Muriel no solo se dedica a cuidar a las orugas, sino también a documentar su crecimiento hasta que se convierten en crisálidas y, finalmente, en mariposas.

En su jardín, Muriel ha creado dos áreas diferenciadas. "De un lado está el mariposario, donde las orugas pueden alimentarse y estar protegidas de sus depredadores", explica. "Del otro lado tengo un jardín con plantas nativas, para que las mariposas adultas puedan alimentarse y, si quieren, depositar más huevos".

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Muriel dice que cualquier persona puede hacer la diferencia. "Cada vecino que quiera aportar su granito de arena puede hacerlo", afirma. "Las mariposas necesitan alimentarse cada 200 metros que vuelan, así que si hay un pequeño jardín con algunas plantas que les brinden néctar, notaríamos un cambio enorme".

"Las mariposas necesitan alimentarse cada 200 metros que vuelan, así que si hay un pequeño jardín con algunas plantas que les brinden néctar, notaríamos un cambio enorme".

Su mamá expresa el orgullo que siente sobre el proyecto de su hija: "Como padres estamos orgullosos. Creemos que cualquier chico, si se lo propone, puede lograr cualquier objetivo. En este caso, cuidar la naturaleza es el mejor regalo que le podemos dejar a las futuras generaciones".

Muriel espera que más personas se animen a crear pequeños santuarios en sus jardines para proteger a las mariposas y otros insectos. "Me encantaría ayudar a que más gente vea el maravilloso mundo que podemos ayudar a recuperar en nuestros patios traseros", concluye.