Conurbano: más villas, peor nutrición y pobreza en aumento

La crisis golpea, y fuerte a los bonaerenses. No importa el rincón que se analice. Zona Sur, Norte, Oeste o el interior de la Provincia de Buenos Aires. Todos sufren en mayor o menor medida la misma problemática. Las dificultades para llegar a fin de mes, para no sufrir la inflación que en el almacén de barrio siempre es mucho mayor. Y los números, esos que esconden personas de carne y hueso, reflejan un panorama complejo y desolador. Niños, jubilados, discapacitados y personas vulnerables conforman esos índices que se publican desde los escritorios. Pero que siempre tienen consecuencias en familias, en hogares que están al borde del abismo y muchas veces no logran hacer equilibrio.

En esta línea, se conoció en las últimas semanas que en Argentina, las villas se quintuplicaron en las últimas dos décadas y la pobreza va en ascenso, dos datos que no hacen más que precarizar la realidad de los hogares bonaerenses. De los 6.467 barrios populares, villas y asentamientos de todo el país, casi un tercio están en la provincia de Buenos Aires, unos 2065, donde viven más de 1,5 millones de las 5 M de personas que habitan en esa condición en todo el país.

Hace sólo dos décadas, en los inicios de los 2000, ese número era de 1300.Estas cifras surgen del último inventario efectuado por el Registro Nacional de Barrios Populares (RENABAP), con el decisivo aporte logístico de la ONG Techo Argentina y otras ONG's.

Se conoció en las últimas semanas que en Argentina, las villas se quintuplicaron en las últimas dos décadas y la pobreza va en ascenso.

Unicef, también encendió las alarmas, cuando sostuvo que alrededor de 10 millones de niñas, niños y adolescentes en Argentina comen menos carne, verduras y lácteos en comparación a lo consumido el año pasado por la falta de dinero de sus familias. Esa misma encuesta arroja que 1,5 millones de chicas y chicos se saltea alguna de las cuatro comidas básicas del día: desayuno, almuerzo, merienda o cena.

Además, el consumo de carnes se redujo un 76 %; de verduras y frutas un 58%; y de lácteos un 57 % en relación al año pasado: Mientras que aumentó la ingesta de fideos y harinas un 24%, todo esto son símbolos de bolsillos flacos en esos hogares.

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En tanto, el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA) sostiene que en el primer trimestre de 2024, en coincidencia con la gestión del presidente Javier Milei, la pobreza afectó al 55% de la población argentina (más de 25 millones de personas) y la indigencia trepó al 17,5% (8 millones).

Se estima que unas cinco millones de personas cayeron bajo la línea de pobreza, si se toma como referencia el tercer trimestre de 2023, cuando las mediciones del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA) mostraban un 44,7% de pobreza y un 9,6% de indigencia. Frente a los drásticos números, se transmitió la conclusión de que "la pobreza y la indigencia hipotecan vidas".

Según Caritas, una de cada cuatro personas en la Argentina sufre inseguridad alimentaria, categoría en la que ingresan cuando las comidas no son completas. "Deben saltear comidas porque los ingresos no alcanzan", afirma Sofía Zadara, directora ejecutiva de Cáritas Argentina. Entre los menores de 18 años, esa carencia comprende al 32 por ciento.

En tanto, la inseguridad alimentaria severa -cuando se experimenta hambre- afecta al 10 % de la población. El porcentaje sube al 15% entre los menores de 18. Frente a esa realidad, Cáritas atiende en los comedores al 50% de los niños menores de edad.

Sin estado, la droga

Uno de los datos más alarmantes de la medición de Unicef es que en uno de cada cuatro hogares (26,5%) se identifica la venta y/o tráfico de drogas en su cuadra, manzana o vecindario. Ocurre en el 12,1% en la Ciudad de Buenos Aires, pero en un 31,1% en el conurbano bonaerense. Pero esa percepción de venta de drogas en las villas o asentamientos sube hasta el 49,2% y del 41,2% en los barrios populares de clase baja.

Según un reciente informe elaborado por consultoras especializadas, Economía & Energía y PxQ, esta tendencia puso de manifiesto una preocupante realidad económica para miles de familias.

Uno de los datos más alarmantes de la medición de Unicef es que en uno de cada cuatro hogares (26,5%) se identifica la venta y/o tráfico de drogas en su cuadra, manzana o vecindario.

El informe revela que el principal factor detrás de este fenómeno es el significativo retroceso de los salarios medidos en dólares, situándose en el primer semestre de 2024 en su punto más bajo de los últimos 20 años. Esta situación llevó a que los hogares destinen, en promedio, más del 6% de sus ingresos mensuales para cubrir las tarifas de luz y gas.

En detalle, el gasto promedio en estos servicios para los usuarios de ingresos bajos (Nivel 2) pasó del 1,5% al 4,1% en solo tres meses. Para los usuarios de ingresos medios (Nivel 3), el incremento fue igualmente significativo, aumentando del 1,5% al 4,8% en el mismo período.

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Al observar históricamente el gasto destinado al gas natural, se destaca que el 3,1% actual con respecto al salario RIPTE constituye el porcentaje más alto registrado, superando incluso el período anterior de enero de 2018 a diciembre de 2019, cuando promedió un 2,7%.

En el caso de la electricidad, aunque el gasto promedio equivale al 2% del salario RIPTE en junio, se encuentra por debajo del 2,6% promedio entre julio de 1994 y mayo de 2003, así como del 2,1% alcanzado entre enero de 2018 y diciembre de 2019.