El tenista que comparte su carrera por TikTok: "Mucha gente no sabe por lo que pasa un jugador"

Los flashes del mundo del tenis se quedan con los Novak Djokovic, los Rafael Nadal, los Roger Federer y, más recientemente, los Carlos Alcaraz. Estadios llenos, partidos memorables, autos cero kilómetro y cheques con cifras exorbitantes.

Sin embargo, existe una realidad paralela que dista bastante de lo que se ve a través de la TV, las redes y alguna que otra serie producida por las plataformas internacionales de streaming. Un ambiente en el que las tribunas son más chicas -si es que existen-, las canchas no tienen las condiciones óptimas y el dinero apenas alcanza para cubrir los gastos.

Ese mundo -considerado por varios periodistas especializados como la "trinchera", en analogía a las fosas en las que se combatía durante la Primera Guerra Mundial- es prácticamente desconocido por quienes vitorean a las estrellas desde sus casas. Por eso resulta muy interesante la propuesta de uno de los jugadores que compite cada semana: mostrar ese lado B del tenis.

Mariano Kestelboim tiene 27 años y actualmente ocupa el puesto 890 del ranking de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP). Recientemente, tomó la determinación de agarrar una cámara y empezar a subir videos sobre el día a día de la vida competitiva a través de su cuenta de TikTok (@mariano.kestelboim), donde miles de personas interactúan con sus aventuras en el circuito.

"Es una idea que tenía hace muchos años. Lo habré hablado hace 6 ó 7 años con algunos jugadores, que tenía ganas de mostrar algunas cosas. Mucha gente que no conoce el tenis no sabe por lo que pasa un jugador", revela, desde Mendoza, donde está compitiendo, en diálogo con El Bonaerense.

"Parece una vida linda. Se cree que viajamos, conocemos lugares, pero la realidad es que no es tan así. Por más que sea una vida agradable, porque hago lo que me gusta, hay muchas cosas que están detrás de todo eso que no se ven", remarca el joven.

Viajar con una infinidad de valijas, los cuantiosos gastos en pasajes, hospedajes y comida, y el poco dinero que se recibe, entre otros, son algunos de los factores que complejizan la carrera de aquellos tenistas que están por fuera de los 200 mejores del mundo.

"Muchas veces uno está resolviendo problemas en países donde el idioma es otro, o lidiando con cuestiones que, cuando se ve de afuera, son difíciles de imaginar y que ya se ven la serie Break Point (documental de Netflix)", afirma.

"Los jugadores sumamente exitosos tienen facilidades como gente que se encarga de los hoteles, los pasajes, el auto esperando para ir a competir y volver. Eso no es muy real y le pasa a muy pocos", considera.

"La mayoría tiene que estar rebuscándosela y viendo como llegar a un lugar para gastar lo menos posible y compartir un entrenador", detalla.

"Para ser mejor necesitás un entrenador. Y tener un entrenador significa un costo enorme para alguien que no tiene un sponsor. Si lo llevás a un torneo, ni ganando el título recuperás la inversión", revela.

Kestelboim cuenta con la ayuda de su hermano para producir los videos. Además, pone en juego los dotes adquiridos a través de un curso de actuación para desenvolverse delante de cámara.

En su perfil se puede encontrar filmaciones sobre cómo es un día de competencia en la vida de un tenista, los gastos en los que tiene que incurrir en cada certamen, las rutinas de entrenamiento y hasta las estrategias que se plantean en la previa de los diferentes partidos.

"Con las redes se puede llegar a generar un círculo virtuoso y que los jugadores tengan el hotel incluido, o las comidas, cosa que genere un alivio a ese gasto semanal", analiza.

Sin grandes sponsors y con las dificultades económicas que se acarrean, muchos tenistas compiten en certámenes interclubes en Europa con el fin de juntar el dinero necesario para solventar su calendario competitivo.

"De esa manera podés vivir del tenis, porque es una estructura sin entrenador ni preparador físicos. Viajás, jugás para el club, y después en la semana competís en un torneo por plata en una ciudad cercana, donde quizás te pagan el alojamiento y la comida", asegura.

A todo este panorama, se le suma una dificultad mayor para aquellos jugadores como Kestelboim que son de Sudamérica y las distancias son mucho más extensas, a diferencia de lo que ocurre en Europa.

"Es más difícil, pero al mismo tiempo te genera una fortaleza mental. El tenista argentino está acostumbrado a luchar y no tiene la facilidad de perder y volver a casa. Eso hace que uno sea más duro", sostiene.

Por otra parte, el joven deportista también pone de relieve una situación alarmante que viven él y muchos de sus colegas en relación al hostigamiento de los apostadores a través de las redes sociales.

"Esos mensajes los recibís en cada partido. Si ganás 6-1 6-1 probablemente no recibas nada, pero después de un partido que hayas tenido chances de ganarlo y lo perdiste, o que seas 'favorito' y no ganes, recibís entre 20 y 30 mensajes, comentarios de Instagram y Facebook de todos lados", detalla.

"Es duro, porque los recibís después de perder, uno no lo hace a propósito y te recuerdan que capaz se te escaparon cuatro match points. La verdad es que son cosas que le pasan a todos. Yo los leo, intento reírme y no contestarle a ninguno", agrega.

A diferencia de eso, en TikTok -donde es un creador de contenido- Kestelboim no recibe más que comentarios positivos, con deseos de éxito, preguntas sobre su rutina y sugerencias de nuevos videos.

"No es fácil hacer los videos. A veces necesitás una persona que lo edite, o que lo filme, y lo tenés que hacer interactivo, pero la mayoría tira buena onda y quiere conocer más de la vida que uno lleva", concluye, antes de seguir su camino y compartir una nueva aventura en el mundo del tenis profesional.

Fotos: Omar Erre y Asociación Argentina de Tenis (AAT)